• Asignatura: Religión
  • Autor: lulydelfy51
  • hace 2 años

reflexion de Mt. 18, 21-34​

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Respuesta dada por: mamasusanita
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Explicación:

Todo el capítulo 18 se refiere a las relaciones que deben darse en la comunidad cristiana: la corrección fraterna, el perdón otorgado por la misma comunidad, la presencia del Señor en medio de los suyos

Cuantas veces debo perdonar?

Pedro, como interlocutor del grupo de discípulos, hace la pregunta a Jesús: cuántas veces. Es una pregunta, a la que Jesús responde con una frase: No te digo siete veces, sino hasta setenta veces siete; con una parábola.

En esta parábola todo es desproporcionado:

las dos deudas: una supone una cantidad inmensa: diez mil talentos era el número más alto que se podía imaginar; la otra (cien denarios) era una cantidad insignificante.

el rey se comporta extraordinariamente generoso, pues perdona toda la deuda y sin que le pida el deudor. En cambio, el siervo perdonado, se muestra mezquino, no le perdona, y, además, reclama y exige con agresividad y violencia.

El mensaje es claro: ¿cómo es posible que el que recibió tan gran perdón no sepa perdonar a quien le debe poquísimo?

¿No debías haberte compadecido de tu compañero como yo me compadecí de ti?

Dios nos perdona mucho, todo y sin condiciones. También nosotros debemos perdonar siempre a aquellos que nos han ofendido, sin límites, sin condiciones. No te digo siete, sino setenta veces siete p

2. ¿No deberías haberte compadecido de tu compañero como yo me compadecí de ti?

Para perdonar hay que ser perdonado, sentir la experiencia del perdón. Si el Señor nos perdona siempre y sin condiciones, el creyente debe estar dispuesto a perdonar, para parecerse al Padre, que es bueno con los ingratos y con los malos. Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso

El amor de Dios se manifiesta, sobre todo, en el perdón. Dios nos perdona, porque Dios es amor (1 Jn 4, 16). Si Dios nos ama hasta el exceso (Jn 13, 1), también su perdón es ilimitado. ¿No deberías haberte compadecido de tu compañero como yo me compadecí de ti? (Mt 18, 33).

La parábola del texto actual nos manifiesta el verdadero rostro de Dios, que perdona y ama. Y Jesús declara que el amor-perdón debe ser la base de la convivencia de la comunidad cristiana. En ésta, debe brillar y prevalecer el perdón sobre el odio, el rencor y la venganza.

El colmo del perdón lo describe Lucas en la parábola del hijo pródigo (que debería llamarse parábola del padre pródigo) (Lc 15, 11-32). El padre recibe con cariño al hijo que regresa a la casa, no le recrimina, no le echa en cara su mala vida y ¡lo increíble!, organiza una fiesta para celebrar su regreso.

Dios está más deseoso de perdonar que nosotros de ser perdonados. Y está empeñado en buscar los motivos que podemos tener al pecar, para poder suavizar, de algún modo, nuestra culpabilidad.

Y también podemos afirmar que Dios Padre está incluso necesitado de perdonarnos. Como un mendigo hambriento el Señor anda buscando nuestro regreso a la casa de la amistad, como el padre pródigo descrito por el mismo Jesús en la parábola.

Yo te perdoné toda aquella deuda

El que vive y experimenta el perdón del Padre debe estar ya capacitado para perdonar y ofrecer el perdón siempre.

Seamos agradecidos de hecho al perdón de Dios cuando perdonamos de verdad al hermano. Así podremos rezar con sinceridad: Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

MEDITA

¿Cómo me planteo y practico el amor y el perdón al prójimo? ¿Sigo los criterios de la sociedad, que me empuja al desquite y a la venganza? ¿Me siente más cobarde, si tomo la actitud de perdonar?

Cuando pido perdón al Señor, sobre todo en el sacramento de la confesión, ¿agradezco al Padre el perdón que me da gratuitamente? ¿Siento que Él me perdona del todo y sin condiciones? O ¿todavía dudo de que Dios me perdona?

Cuando me preparo para celebrar el sacramento de la reconciliación, ¿reviso detalladamente y casi con escrúpulo mi conciencia, el presente y el pasado de mi vida, para no olvidarme de ningún pecado? O ¿me siento más cerca del Padre, agradeciéndole su perdón gratuito y total?

4. ORA (Qué le respondo al Señor)

Gracias, Padre, por tu perdón siempre generoso y sin límites. Gracias, Padre, porque en Jesús me das tu Amor y tu Perdón. Porque celebras fiesta cuando yo regreso a tu amistad.

Gracias, Jesús, porque me amaste hasta el extremo y te entregaste a la muerte para manifestarme el gran Amor tuyo y del Padre.

Quiero perdonar de corazón al que me ofende. Quiero ser instrumento de tu Amor y de tu Perdón hacia los hermanos.

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