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Respuesta:
:)
Explicación:
Está claro que estamos perdiendo la fe en la democracia. El fenómeno del escepticismo democrático es mundial, pero en Brasil gana contornos muy particulares.
Con un desempleo que alcanza a casi 13 millones de personas, tasas de homicidio obteniendo niveles récord de más de 63.000 muertes violentas registradas en el año 2017, en un país donde solo el 8% de los brasileros de entre 15 y 64 años (capaces de expresarse y comprender plenamente, dominando de hecho el portugués y la matemática) es plenamente alfabetizada y un 50% de la población no tiene acceso a saneamiento básico, era de esperar que no estuviéramos satisfechos con la política y con nuestros gobernantes.
Si la tragedia económica y social brasilera no fue suficiente para sacudir nuestra confianza en el régimen, entonces, ¿qué decir de las demostraciones que el propio campo político ha ofrecido?
Sin embargo, defender la democracia solo desde su perspectiva instrumental puede ser riesgoso, tanto cuando la confrontamos con los espectaculares logros económicos y sociales que las dictaduras a veces pueden producir, como cuando nos vemos en crisis.
La defensa de la democracia no puede ser simplemente utilitaria. No se trata solo de los resultados sociales y económicos que es capaz de generar, sino, sí, de los valores que ese sistema busca reflejar.
La democracia es importante porque busca reflejar ideales: de participación, inclusión, igualdad, libertad, divergencia y entendimiento. Robert Dahl, politólogo norteamericano, solía decir que las democracias existen siempre como objetivo, como horizonte compartido de hacia dónde pretendemos llegar.
Si queremos que la democracia sea conservada y florezca, necesitamos la participación activa de todos nosotros en la defensa de esos ideales. Tenemos, sí, desacuerdos sobre la dirección y el futuro de Brasil, y es genial que así sea. Solo en las democracias estas diferencias pueden expresarse y procesarse de manera virtuosa. Necesitamos rescatar nuestra capacidad para discutir ideas y proyectos para el país, las elecciones nos lo piden.