Respuestas
Respuesta:
Reproductividad: Nuestra sexualidad es resultado de nuestra naturaleza reproductiva. No es de extrañar entonces que el primer componente en nuestra sexualidad sea la reproductividad. Un apunte: nos gusta pensar en reproductividad y no en reproducción, porque lo que los seres humanos siempre tenemos es la potencialidad; a veces, ésta no conlleva reproducción, bien por enfermedad, por decisión personal o porque no es congruente con el estilo de vida que desarrollamos, pero la potencialidad sigue existiendo.
Género: Los seres humanos precisamos de intercambio genético a través de los espermatozoides y los óvulos, propios de hombres y mujeres, para reproducirnos. Es decir, nuestra especie es sexualmente dimorfa; tiene dos formas: mujeres y hombres. La concepción de ser hombre o mujer no solo tiene que ver con factores biológicos, sino que también está muy influida por la cultura y el modo de vida del contexto en el que nos desenvolvamos. No es lo mismo ser mujer en la Comunidad Europea, que en Somalia, por poner dos extremos.
Erotismo: Cuando hablamos de erotismo nos referimos a la potencialidad que tenemos los seres humanos de experimentar placer sexual. En condiciones favorables ese potencial se desarrolla positivamente y las personas pueden disfrutar de su sexualidad. La represión, la visión negativa de la sexualidad puede llevar a que aparezcan problemas o disfunciones sexuales. Por otro lado, también pueden aparecer disfunciones sexuales si existen interferencias de tipo biológico con los mecanismos fisiológicos del erotismo o si existen conflictos psicólogos o de relación de pareja. Incluso las inseguridades que genera la falta de información y educación sexual pueden desencadenar problemas.
Amor, vínculo afectivo: El amor, en el sentido más amplio, por el cual los seres humanos establecemos vínculos afectivos, es otro factor importante. El doctor Rubio propone —y nosotros lo compartimos— que llamemos amor sólo al tipo de vínculo afectivo que favorece la plenitud de vida tanto del amante como del ser amado. A los amores tormentosos, a los que están llenos de rabia, de resentimiento y de dolor, prefiere llamarles “vinculaciones afectivas infortunadas”.