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Como en todas las culturas que han poblado la tierra a lo largo de la Historia de la Humanidad, es imposible precisar la época exacta en que los primeros hombres aparecen en la zona que actualmente conforma México.
Hablando del poblamiento de América en general, podemos decir que éste, de acuerdo con la mayoría de los autores, comenzaría hace muchos miles de años, con motivo de las migraciones que procedían de Alaska, estableciéndose los distintos pueblos nómadas 35.000 años atrás: los primeros pobladores pasaron de Asia a América a través del estrecho de Bering.
Existe un motivo muy importante para sostener esta teoría, y este es que en la era geológica conocida como pleistoceno, tuvieron lugar las glaciaciones durante las cuales se desarrollaron enormes masas de agua helada, conocidas como casquetes de hielo. Debido a ello, disminuyó el nivel que tenía el mar, y se acepta por esto como muy probable que América y Asia quedaran unidas por una llanura.
Según estas teorías, estos primeros habitantes entraron por Alaska y caminaron hacia sur, siguiendo para ello diversas rutas a lo largo de la costa del pacífico, y tierra adentro, hasta descender al golfo de México, después a Centroamérica y finalmente a Sudamérica.
Durante la mayor parte de la era cuaternaria el continente americano estaba despoblado. Se piensa que hacia finales del Pleistoceno, aproximadamente 40.000 años, durante la cuarta fase glaciar, algunos grupos humanos llegaron hasta Alaska en busca de alimento.
Los paleontólogos y arqueólogos han analizado restos fósiles y objetos líticos (piedras) utilizados por antiguos grupos humanos de todo el continente. Los vestigios de asentamiento más antiguos datan de unos 15 mil años.
Las diferentes teorías e hipótesis a partir de esos restos presentaron tres posiciones básicas:
Posición aislacionista o evolucionista: plantea que las civilizaciones indígenas americanas se originaron en el mismo continente. Se presentan como pruebas de estas hipótesis el cultivo de yuca, maíz, papa, quinua, ají y cacao, plantas desconocidas en otros continentes.
Los principales representantes de esta teoría son el argentino Florentino Ameginho (1854-1911) y el francés Brasseur de Bourbourg. Este planteamiento ha tenido aceptación en el mundo científico, porque se demostró que los fósiles no eran de humanos.
Posición difusionista: sostiene que culturas paleolíticas llegaron al continente americano por el estrecho de Bering, al noroeste de Alaska. Utilizaron como vía el puente de hielo creado entre esa península y Siberia, formado a partir de la última glaciación.
Por otro lado también explica que hubo migración desde la Polinesia. Estas oleadas de contingentes humanos se distribuyeron por el continente durante cientos de años. Según la teoría, procedían de Australia, Europa y Asia, pues los aborígenes americanos guardan cierta similitud con los grupos étnicos de
origen australiano malayo-polinesio.
Posición ecléctica: comparte los planteamientos de las posiciones anteriormente expuestas. Pero considera que algunos elementos culturales son autóctonos de América y que, paralelamente, llegaron aportes de otras culturas, que al fusionarse crearon lo propiamente amerindio. Es decir, que la evolución de las civilizaciones americanas desarrollo características propias derivadas del medio geográfico, conjuntamente con los aportes culturales de los grupos que se trasladaron desde hacia Asia y el Pacifico.