Respuestas
Explicación:Desde un monte muy alto, Jesús vio los reinos del mundo con toda su gloria. El diablo le dijo: “Todo esto te daré, si postrándote me adoras”. Pero inmediatamente Jesús le exclamó con una ira justa: “¡Vete, satanás! Porque escrito está: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás’”.
Dos anhelos profundos de Jesús
Esta tentación contra Jesús por el diablo muestra que Jesús tenía dos cosas que deseaba profundamente. Primero, Jesús deseaba la redención de los reinos y de todos los seres humanos para que pudieran tomar parte en el reino de Dios (cf. Mateo 6:10; 2 Pedro 3:9). Segundo, Jesús deseaba ver y experimentar la gloria de Dios en Su reino, como fue previsto en Apocalipsis 7:9-10.
Ahora, lo que es importante destacar es que el diablo ya sabía que Jesús era el Mesías prometido quien recibiría todos los reinos y su gloria, como fue profetizado en Daniel 7:13-14 que dice: “Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante El. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, su reino uno que no será destruido” (cf. Salmos 2:7-8). Entonces, si el diablo sabía que Jesús eventualmente lo tendría todo algún día, ¿cuál fue el propósito de su tentación ofreciendo los reinos y su gloria que estaban en su posesión temporalmente (cf. Juan 12:31, 2 Corintios 4:4; Efesios 2:2; 6:12; Colosenses 2:15)?
Inmediata y fácil vs. distante y difícil
Un propósito detrás de la tentación por el diablo fue ofrecer a Jesús una manera inmediata y fácil para obtener los reinos y su gloria. Jesús solo tenía que postrarse ante el diablo. Al contrario, el plan original de Dios para redimir el mundo no era inmediato ni fácil. La redención completa de todas las naciones que glorificarían a Dios tomaría tiempo para ser realizada. No solo eso, Jesús fue encargado con la responsabilidad de llevar los pecados del mundo y sufrir la ira completa de Dios por el bien de la humanidad como Su Cordero de Dios (cf. Juan 1:29; 1 Juan 2:2). En palabras simples, el plan de Dios era totalmente opuesto a lo inmediato y fácil; para Jesús, era un plan lejano e infinitamente doloroso.
Sin embargo, “¡Vete, Satanás!” fue la respuesta de Jesús. ¿Por qué? Porque aunque la oferta del diablo hubiera hecho las cosas inmediatas y fáciles, la gloria hubiera sido temporal ya que el dominio del satanás fue solo por una temporada. El plan del Padre era lejano e infinitamente doloroso, pero la gloria y el deleite de Su reino era eterna (cf. Lucas 1:31-32; Hebreos 12:2) ya que el dominio de Su Padre es eterno. Jesús, quien allanó el camino en el valle de dolor y sufrimiento para nosotros en este mundo caído, nos invita a seguirlo con nuestra propia cruz (cf. Lucas 14:27) para que podamos compartir Su deleite y gloria en el reino en nuestras próximas vidas para siempre (Romanos 8:17; Colosenses 3:4).
Es fácil elegir la desobediencia para una salida inmediata y fácil y satisfacer nuestros deseos. Es fácil odiar a nuestro prójimo; es fácil elegir el divorcio; es fácil permanecer sexualmente impuro; es fácil amar la riqueza y la fama mundana más que a Dios. Pero ¿es el placer temporal con el diablo superior a la futura dicha eterna con Dios el Creador? ¿Quién, en su sano juicio, elegiría un único pago para disfrutar un día en lugar de un futuro salario anual de billones por toda la eternidad? Cada vez que encuentres una tentación de desobedecer a Dios piensa en la cruz. Si Jesús consideró que valía la pena obedecer a Dios a pesar de que le costó infinitamente en la cruz, entonces ¿cuánto más valdría la pena para nosotros obedecer cuando nos cuesta mucho menos? Mira a Jesús y recuerda la cruz, porque el grado de Su obediencia hasta el punto de Su muerte en la cruz muestra cuánto vale la pena resistir y luchar para el reino eterno y su gloria infinita con Dios.