• Asignatura: Salud
  • Autor: Raulmorhdez
  • hace 2 años

situaciónes de desigualdad en la familia, escuela y amigos​

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Respuesta dada por: nelsimaria03
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Hace más de tres décadas que niños y niñas estudian juntos y estudian lo mismo, pero la escuela no los trata por igual ni concede la misma importancia al saber de ellos que de ellas; es sexista. Como siempre que se generaliza, esta afirmación, tal cual, es mentira. Hay escuelas, públicas y privadas, urbanas y rurales, que se rigen por la coeducación, que enseñan los nombres de tantos trovadores como de trovadoras, que explican la geometría a través de la costura para dar relevancia a un trabajo considerado tradicionalmente femenino, que impiden que el fútbol acapare el espacio de juego en el patio o que incluyen las tareas domésticas y de cuidado de las personas en su currículo para enseñar a superar estereotipos sobre el papel de hombres y mujeres. Pero tan cierto como eso es que son mayoría las escuelas que mantienen una educación con un claro predominio de lo masculino y poca presencia de las mujeres tanto en los contenidos académicos como en las enseñanzas que no se ven pero se aprenden: las conversaciones, el uso de los espacios, el lenguaje, los ejemplos, las fiestas de fin de curso, la educación emocional, las canciones, las manualidades para el día del padre y de la madre...

“Después de la película, los niños de primero A tenéis que salir por delante y los de primero B por la puerta que da al patio”, anuncia la profesora. “¿Y las niñas?”, se sorprende Marta, de seis años, desde la segunda fila del salón de actos. Marina Subirats, catedrática emérita del departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ejemplifica con esta anécdota las muchas situaciones cotidianas de desigualdad de género que se viven en las escuelas a pesar de los más de treinta años de funcionamiento generalizado de la enseñanza mixta en España, y donde continúa siendo habitual el rótulo “sala de profesores” a pesar de que en muchos centros la mayoría del claustro –si no todo– son mujeres.

Algunas personas pueden considerar que se trata de una desigualdad menor, un simple desliz o uso pragmático del lenguaje, pero Subirats y otros estudiosos del tema aseguran que no, que en la escuela mixta no se trata ni se valora igual a los niños que a las niñas. Hace años Subirats midió la atención que el profesorado prestaba a chicos y chicas por el número de palabras que les dirigía y el resultado fue que ellas recibían una cuarta parte menos de palabras-atención. “No hay datos comparativos recientes, pero el profesorado sigue poniendo más interés en los niños porque llaman más la atención, se portan peor porque son estimulados a demostrar que son fuertes y que son protagonistas, mientras que a las niñas se les suele otorgar el papel de más maduras e incluso se las utiliza para ayudar a la maestra en el cuidado o aprendizaje de los niños”, afirma.

Eulàlia Lledó, catedrática de Literatura Catalana y experta en coeducación asegura que “no es necesariamente por un ejercicio de mala fe; a menudo los profesores y profesoras no son conscientes de que prestan más atención a los chicos que a las chicas y se escandalizan cuando se lo dices; pero si se hace una observación de lo que ocurre en clase se pone de manifiesto siempre, y hay estudios que evidencian que se valoran mejor los exámenes de ellos que los de ellas porque comparan la puntuación otorgada a una misma prueba si se corrige de forma anónima o sabiendo si es alumno o alumna quien la ha realizado”. Añade que otro trato diferenciado que se observa a menudo en las reuniones de evaluación es que, “a igualdad de notas, cuando una chica es muy buena se dice de ella que es muy trabajadora, mientras que si se trata de un chico se suele decir que es muy inteligente”. Respecto al uso diferenciado del lenguaje, también resulta llamativo como en algunas escuelas a los niños se les conoce preferentemente por su apellido y a las niñas, en cambio, por su nombre de pila.

Elena Simón, analista de género, formadora en coeducación, escritora y durante años profesora de instituto, enfatiza que en el colegio los niños aprenden tanto lo que se les enseña –el currículo escolar– como lo que ven y oyen –el currículo oculto– y lo que no se les explica o se evita –el currículo omitido–, y considera que en la mayoría de escuelas se siguen unos programas muy antiguos y alejados del aprendizaje de la igualdad entre hombres y mujeres. “Los libros tienen un lenguaje masculino y prácticamente sólo hablan de la obra de los varones con poder; pero es que también se aprende lo que no se aprende, y en las escuelas y en los libros de texto no se aprende nada de la obra humana de las mujeres ni de su contribución a la economía y al bienestar de los pueblos a lo largo de la historia”, comenta Simón.

Explicación:

Dame corona y se mi amigo

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