• Asignatura: Castellano
  • Autor: meibisdegracia
  • hace 3 años

Hola me pueden ayudar
Escribe un cuento inventado no de Internet ni de libros inventado
Plisss ayuda


cielomoreyrafarias: De que tiene que tratar ?
meibisdegracia: De lo que sea
cielomoreyrafarias: ya espera un rato va xd
meibisdegracia: Ok

Respuestas

Respuesta dada por: soyisailin
3

Respuesta:

LOS DOS HERMANOS

Érase una vez dos hermanos, uno rico y el otro pobre. El rico no tenía hijos, mientras que la mujer del pobre se murió y le dejó una niña.

La niña creció y para entretenerse plantaba flores y las cuidaba. Su tío le tenía envidia y un día dejó su burro libre dentro del jardín y se comió todas las flores. Cuando la chica vio sus flores arrancadas, se entristeció y se puso a plantarles de nuevo. Cuando las flores crecieron, la chica entró dentro de la casa y se escondió para ver quién se las arrancaba. Su tío, en cuanto vio que las flores habían crecido otra vez, soltó su burro en el jardín y éste se las comió. La chica entonces se enfadó mucho y fue al rey para denunciarle.

Cuando el rey llamó al padre y al hermano para interrogarles, dijo el hermano pobre:

“Mi rey, mi hija denunció a mi hermano porque su animal le arrancaba sus flores”. El rey les puso entonces un acertijo. “A quién lo resuelva lo declararé inocente”, dijo.

¿Cuál es la cosa más gorda del mundo?  

El padre de la chica volvió a casa muy triste. Cuando lo vio su hija le preguntó: “¿Qué te pasa padre mío, qué te dijo el rey?”, “Ah, hija mía”, le dice el padre, “me has abierto gran herida, ¿cómo vamos a resolver lo que dijo el rey?”

“No te preocupes por eso, padre, yo resolveré el acertijo. Escucha, la cosa más gorda del mundo es la tierra”.

El día siguiente los dos hermanos se levantaron y se dirigieron al rey. El hermano rico habló primero. “Tengo una oca mi rey, que no hay cosa en el mundo más gorda que ella”. A continuación dice el pobre: “Yo sé que la tierra es la cosa más gorda del mundo”. El rey se quedó extrañado y preguntó: “¿Y tú cómo sabes tal cosa?” “Me lo dijo mi hija, mi rey” “Dile a tu hija, pues, que coja estos cien huevos y que me traiga, hasta mañana por la mañana, cien polluelos”.

El padre volvió a su casa muerto de pena. “¿Qué vamos a hacer con estos huevos, hija mía, cómo es posible que salgan cien polluelos hasta mañana?” La hija sonrió. Cogió los huevos, los frió y se los comieron de cena. Al día siguiente llenó de trigo el pañuelo donde venían los huevos y le dijo a su padre: “Dile al rey que tu hija le manda este trigo para que lo siembre, lo segue y lo trille hasta mañana, para que podamos dar de comer a los polluelos y entregárselos comidos”.

Extrañado de nuevo el rey le dijo al hombre: “Que venga aquí tu hija y que esté a caballo, pero que no lo esté, que traiga un obsequio, que obsequio no sea, que esté vestida, pero que no lo esté”. La hija se levantó por la mañana y se arregló para ir a palacio. En el camino encontró una codorniz y una liebre, los llevó con ella y continuó. Cuando estaba fuera de palacio se montó en la liebre. Salió el rey para verla y ella le dijo: “Mi rey, soy la hija del pobre”, y en seguida dio una patada a la liebre y desapareció. “Vine a caballo, y a caballo no estoy, y aquí está tu regalo- mientras la codorniz volaba escapando-que regalo no es, vestida estoy con una red, y sin ropa estoy”. El rey le dijo que subiera a palacio. La llevaron a bañarla y vestirla y después la llevaron ante el rey. Él dijo: “Serás mi esposa, pero si se presenta alguna disputa, seré yo el que la resuelva, no tú”. Ella aceptó y se casó con el rey.

Una mañana escuchó voces bajo de su ventana. Dos mujeres se peleaban por una mulita, cada una diciendo que era suya. La reina bajó a ver qué ocurría y preguntó a las mujeres por qué reñían. Una de las dos dijo: “Até mi yegua en la tierra de mi vecina y cuando volví  a recogerla sobre el mediodía, había dado a luz y ésta mujer quiere robarme la mulita porque dice que nació en su tierra”. La reina decidió entonces poner a un lado de la tierra la yegua, y al otro lado la mulita para ver hacia dónde iría la mulita. La mulita fue hacía su madre, así que la mujer que tenía la yegua, debía tener también la mulita. La cogió y se fue.

El rey se enteró de lo que pasó y decidió separarse de la reina porque había roto su acuerdo. La reina aceptó pero antes pidió que se diera un gran banquete como el que dieron cuando se casaron. Cuando estaban comiendo, el rey le dijo a la reina que cogiera todo lo que quisiera de palacio. A ella no le gustaba nada y por eso decidió llevarse al rey, al que antes había hipnotizado. Prepararon un coche y se fueron para la casa de la reina, sin que el rey se diera cuenta.

La mañana siguiente cuando él se despertó, vio que estaba en la choza de su mujer. La reina le explicó que sólo su marido, el rey, le gustaba entre todo lo que había en el palacio. Él la perdonó y le dijo: “Tú estás hecha para mí”, y vivieron felices para siempre.      


meibisdegracia: Gracias
soyisailin: De nada :D
Respuesta dada por: cielomoreyrafarias
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El papel estaba en blanco. Sebastián  debía escribir un cuento para su clase de Lengua, pero el lápiz no se dejaba agarrar. Este bailaba sobre la mesa junto a las pinturas de colores. Era tal la fiesta que al color amarillo le dio un ataque de risa y acabó caído en el suelo. A la pequeña niña no le quedó más remedio que unirse al baile. Cuando sonaba un vals, Savannah consiguió engañar al lápiz y al fin pudo dominarlo.

Sobre el papel escribió: “Érase una vez…”, pero las letras desaparecían al instante. Probó entonces con “Había una vez …”  y el resultado fue el mismo. Sebastián  lo intentó de muchas maneras y para ello no dejó fórmula sin probar: “En un lugar muy lejano… “, “En el antiguo reino…”  pero nada funcionaba.

Como no se daba por vencida decidió empezar el cuento por el final. Y así, con mucho cuidado y bien despacito, escribió ..”… colorín colorado, este cuento se ha acabado”. Apenas duraron unos minutos las palabras en el papel. Estas acabaron estallando en unos coloridos fuegos artificiales.

Sebastián  no estaba consiguiendo escribir su cuento, pero tenía que reconocer que se lo estaba pasando muy bien. La mesa de estudio parecía el escenario de un gran espectáculo. Así que decidió dejarse llevar y unirse a la fiesta. Jugó con todas las pinturas, cantó con el lápiz e hizo un vestido para su muñeca con los papeles.

Al día siguiente, entró en la clase de Lengua con la cabeza bien alta. Aunque no llevaba el cuento escrito como el resto de sus compañeros no estaba preocupada. Había aprendido que a veces aunque se intentan hacer bien las cosas estas no salen como las habíamos pensado. Lo importante era haberlo intentado y haber buscado una solución alternativa. Así, cuando la profesora le pidió su cuento, Sebastián le explicó los problemas que había tenido para escribirlo. Sin embargo, su cuento estaba en su cabeza y acudió a la tradición oral para narrarlo en voz alta a sus amigos.

listo espero ayudarte xd


meibisdegracia: Si me ayudate gracias
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