• Asignatura: Castellano
  • Autor: Pelusito10021
  • hace 9 años

Un cuento de la solidaridad por favor

Respuestas

Respuesta dada por: menamucino
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Papá y mamá habían juntado muchas ramitas suaves, plumas y hojas para armar un nido calientito para sus bebés, que nacerían en invierno.

Además, habían guardado tanta comida que podían pasar la temporada de frío como a ellos les gustaba: durmiendo abrazaditos hasta que llegara la primavera.

Un día, la nieve caía en suaves copos que parecían maripositas blancas danzando a la vez que se amontonaban sobre las ramas de los árboles y sobre el piso, y todo el bosque parecía un gran cucurucho de helado de crema en medio del silencio y la paz. ¡Brrrmmm!

Y entonces, un horrible ruido despertó a los que hibernaban: ¡una máquina inmensa avanzaba destrozando las plantas, volteando los árboles y dejando sin casa y sin abrigoa los animalitos que despertaban aterrados y corrían hacia cualquier lado, tratando de salvar a sus hijitos!

Papá Ardilla abrió la puerta de su nido y vio el terror de sus vecinos. No quería que sus hijitos se asustaran, así que volvió a cerrar y se puso a roncar.

Sus ronquidos eran más fuertes que el tronar de la máquina y sus bebés no despertaron. Mamá Ardilla le preguntó, preocupada:

-¿Qué pasa afuera?

- No te preocupes y sigue durmiendo, que nuestro árbol es el más grande y fuerte del bosque y no nos va a pasar nada- le contestó.

Pero Mamá Ardilla no podía quedarse tranquila sabiendo que sus vecinos tenían dificultades. Insistió:

- Debemos ayudar a nuestros amigos: tenemos espacio y comida para compartir con los que más lo necesiten. ¿Para qué vamos a guardar tanto, mientras ellos pierden a sus familias por no tener nada?

Papá Ardilla dejó de roncar; miró a sus hijitos durmiendo calientitos y a Mamá Ardilla. Se paró en su cama de hojas y le dio un beso grande en la nariz a la dulce Mamá Ardilla y ¡corrió a ayudar a sus vecinos!.

En un ratito, el inmenso roble del bosque estaba lleno de animalitos que se refugiaron felices en él. El calor de todos hizo que se derritiera la nieve acumulada sobre las ramas y se llenara de flores. ¡Parecía que había llegado la primavera en medio del invierno!.

Los pajaritos cantaron felices: ahora tenían dónde guardar a sus pichoncitos, protegidos de la nieve y del frío. Así, gracias a la ayuda de los Ardilla se salvaron todas las familias de sus vecinos y vivieron contentos.

Durmieron todos abrazaditos hasta que llegara en serio la primavera, el aire estuviera calientito, y hubiera comida y agua en abundancia.

FIN


Pelusito10021: Gracias me ayudaste mucho
Respuesta dada por: Yvonney
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LA SOPA DE PIEDRA

En cierta ocasión, un viajero que iba cargado con un ligero petate y una olla vacía, llegó a un pueblo que no conocía. Llevaba días caminando y estaba sucio, cansado y sobre todo hambriento.

                                                 

Se dirigió a la plaza y vio que estaba muy animada. Entre el bullicio distinguió a algunas personas sentadas degustando buenos trozos de queso con pan de hogaza y refrescándose a base de beber vino de la última cosecha. Se acercó a ellas y les pidió por favor si podían invitarle a comer algo pues hacía más de dos días que no se llevaba nada a la boca. Por desgracia, nadie quiso compartir con él ni unas migajas.

Entristecido pero sin perder el ánimo, avistó una fogata en medio de la plazoleta. Cogió su olla, la llenó de agua en la fuente pública y metió dentro una piedra limpia y lisa del tamaño de una naranja. La gente, extrañada, se acercó a él.

– ¿Qué hace usted? ¿Acaso va a cocinar un pedrusco? – le preguntó un lugareño descarado, cuya voz sobresalió entre los murmullos de la gente que se miraba con cara de asombro

– Tengo una piedra que podría decirse que es mágica y hace la mejor sopa del mundo. Ahora mismo ustedes van a comprobarlo con sus propios ojos.

Decenas de personas se arremolinaron en torno al viajero ¿Una sopa mágica? ¡Eso había que verlo! La expectación era máxima.

Cuando  el agua empezó a hervir, el extraño vagabundo sacó una cuchara de su bolsa y la probó.

– ¡Uhmmm!… ¡Qué rica está quedando mi sopa! Claro que si tuviera algo de carne estaría más sabrosa…

Uno de los lugareños le dio un pedazo de jamón que acababa de comprar.

– Pruebe a echarle esto, a ver si ayuda a mejorar su sabor.

Al rato, el viajero la probó de nuevo.

– Realmente está más rica, pero con un poco de verdura quedaría aún más exquisita – exclamó en alto para que todos le escucharan.

Una mujer que salía del mercado y se había unido al curioso grupo, también quiso contribuir a esa curiosa receta.

– Tenga… unas zanahorias y unas berzas para añadir al caldo.

El hombre las aceptó encantado, las echó a la olla y se llevó un poco de líquido caliente a los labios.

– ¡Qué maravilla! Pocas veces he comido algo tan delicioso… ¿Alguien tiene media docena de patatas y un poco de sal para realzarla un poco más? ¡Esto ya casi está!

– ¡Yo tengo! – dijo un muchacho deseoso de probar la sopa – Espere un momento que me acerco a casa y ahora mismo le traigo lo que le falta.

Tal como había prometido, el chico apareció minutos después con las patatas y la sal, que fueron a parar a la cazuela junto con los demás ingredientes.

Cuando la sopa estaba en su punto,  el viajero dijo a todos los allí presentes que fueran a buscar un plato ¡Tenían que probar aquella maravilla!

Hombres, mujeres y niños degustaron la sopa de piedra y la encontraron espectacular!                                                                                  

FIN.             

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