• Asignatura: Historia
  • Autor: pintosheilaees16
  • hace 2 años

Lee los párrafos dedicados a Maroya.
¿Qué elementos,cuando habla de la naturaleza,permiten deducir que se trata de Sudamérica?

Párrafos dedicado a Maroya :
Veíase solo,en medio de una naturaleza espléndida,dotada de una vegetación exuberante,poblada de seres.En medio de la universal manifestación de la vida y amor, sentía Hamao languidecer su espíritu y afligía la inutilidad de su vida solitaria.​ ​

Respuestas

Respuesta dada por: minesis
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Respuesta:

Explicación:

por Eduardo Gudynas -Es muy común que América del Sur sea presentada como un continente dominado por una naturaleza silvestre, con enormes extensiones naturales y recursos naturales casi inagotables. Se supone que las grandes transformaciones ocurrieron en otras regiones del planeta; la contaminación sería un problema de los países industrializados en el norte pero no tanto aquí en el sur.

Esas imágenes a su vez alimentan la idea que es posible continuar extrayendo recursos naturales o contaminando las aguas, ya que eso no tendría mayores efectos precisamente porque contaríamos con esas enormes reservas naturales.

Sin embargo, hoy, adentrándonos en el siglo XXI, debemos reconocer que esas ideas están muy equivocadas. Muy por el contrario, estamos siendo testigos de una enorme transformación ecológica a escala continental con lo cual buena parte de ese acervo ecológico desapareció, y el deterioro ambiental avanza a un ritmo mucho mayor a las medidas de conservación ambiental.

En el presente breve reporte se repasa esa situación y algunos de los problemas ambientales que están directamente vinculados a esa situación.

Una muy alta presión sobre los recursos naturales.

En el pasado reciente, los altos precios de las materias primas desencadenaron una intensa apropiación de recursos, ampliación de las áreas de explotación, y diversificación de rubros que eran extraídos en cada país. Si bien más recientemente los precios de muchos de esos commodities bajaron o la demanda se redujo, la respuesta en varios países apuntó a compensar los menores ingresos por exportaciones por medio de un aumento de los volúmenes extraídos y la ampliación de la frontera extractivista.

La consecuencia directa de esto incluyó volcarse a buscar materias primas dentro de dos tipos de sitios que se mantenían más o menos al margen: las áreas naturales protegidas o los territorios indígenas. A su vez, se apuntan a yacimientos de menor calidad, con superficies afectadas mucho mayores, varios de ellos en lugares alejados y de alto valor en biodiversidad. Esto aumentó sustancialmente los impactos ambientales, desde aquellos vinculados a la megaminería como el avance de los monocultivos y sus secuelas de contaminación. Además, se amenazan sitios de muy alta biodiversidad, tales como la Amazonia de Ecuador bajo la expansión petrolera o en los trópicos de Bolivia por los planes de nuevas represas hidroeléctricas.

Estamos siendo testigos de una antropización a gran escala en algunas de las mayores ecoregiones sudamericanas. Por ejemplo, para la Amazonia se estima que la mitad de su cobertura vegetal se perderá al año 2050, se alerta que esa deforestación puede tener efectos de pérdida de biodiversidad todavía mayores (por fragmentación, extinciones encadenadas, etc), y se discuten efectos directo sobre el régimen climático dentro de América del Sur (1).

Se estima que aproximadamente más de la mitad de la superficie de la ecoregión del Cerrado (una de las mayores en superficie en el continente) fue antropizada, y que para la Caatinga es próxima al 50%; ambas se encuentran en Brasil (2). En el caso del Cerrado los principales factores directos e indirectos están relacionados con la ampliación de los monocultivos de exportación.

Existen reportes parciales que indican una situación análoga de antropización a gran escala en la ecoregión del Chaco.

Todas estas alteraciones recientes se suman a otras que tienen una historia más antigua. Desde finales del siglo XIX se perdió casi toda la Floresta o Mata Atlántica en Brasil; tiempo antes comenzó otra radical transformación que modificó para siempre las praderas, savanas y estepas en Uruguay y el centro de Argentina.

Si se toma el conjunto de todas estas alteraciones ecosistémicas, la desaparición de grandes ecoregiones y las alteraciones en otras, el resultado actual es muy claro: predominan las áreas artificializadas y modificadas. Múltiples indicadores muestran esto, desde la extensión de la desertificación y erosión de suelos a la pérdida de cobertura de bosques.

Tampoco puede olvidarse que muchas de esas regiones ecológicas no fueron silvestres en sentido estricto, ya que los pueblos indígenas intervenían en esos ambientes. Pero sus acciones se acompasaban a los ritmos ecológicos, y en muchos casos contribuyeron a la diversificación ecológica. Lo que ocurre en la actualidad es muy distintos, tanto por la gravedad de los impactos como por su extensión, con consecuencias que apuntan en otro sentido: contaminación y destrucción de ecosistemas.

Por todo esto, la imagen popular de América del Sur como un continente esencialmente natural y con grandes reservas ecológicas, es infundada. Es más, en muchas regiones se ha cruzado un umbral de modificaciones donde es difícil plantear restauraciones ambientales en corta escala de tiempo (como las praderas y savanas). Nuestra condición de antropización se parece cada vez más a la que se observa en Norteamérica o Europa.

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