Respuestas
Explicación:
Todos los países latinoamericanos, en mayor o menor medida, están viviendo profundas transformaciones derivadas de los avances de los procesos de reestructuración socioeconómica y de difusión y adopción de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, como partes constitutivas del fenómeno de la globalización. La mayor parte de los estudios sobre los efectos urbanos y territoriales de estos procesos tienden a coincidir en que uno de los más significativos ha sido la recuperación de la importancia de las grandes ciudades y de su crecimiento, y el consecuente desencadenamiento de nuevas modalidades de expansión metropolitana, donde la suburbanización, la policentralización, la polarización social, la segregación residencial, la fragmentación de la estructura urbana, etc., aparecen como rasgos destacados de una nueva geografía urbana.
Sin duda, en el despliegue de este conjunto de tendencias y fenómenos tuvieron decisiva incidencia los cambios en las reglas del juego para la gestión urbana, que acompañaron a las políticas de liberalización y desregulación en el marco de los procesos de reestructuración; concebidas en consonancia con el principio de subsidiaridad estatal e impuestas como respuesta a la crisis fiscal del Estado keynesiano, estas políticas significaron una disminución tanto de la intervención como de la inversión pública, e hicieron que el capital privado se ubicase como el protagonista central del desarrollo urbano. En los hechos, esta nueva concepción desplazó definitivamente a las propuestas del urbanismo y la planificación urbana normativa racionalista que habían dominado la fase anterior –como las preconizadas por la Carta de Atenas¾ dando paso a los nuevos discursos y concepciones de la governance y de la planificación estratégica, mucho más preocupadas en estimular el papel del mercado y del capital privado en el desarrollo y configuración de la ciudad. Al ser concebidos de esta manera, los nuevos enfoques de la gestión pública ¾y en particular de la gestión urbana¾ se tradujeron en la remoción de muchos de los obstáculos que habían sido establecidos en la fase anterior al despliegue de una dinámica estrictamente capitalista en la producción de la ciudad; de esta manera, contribuyeron a mejorar las condiciones para la afirmación de una lógica estrictamente capitalista en el desarrollo metropolitano, otorgando a la plusvalía urbana el rango de criterio urbanístico básico.
Si bien se acepta habitualmente que los principales cambios en los territorios metropolitanos han sido consecuencia del impacto de las transformaciones asociadas a la globalización, en algunas discusiones entre especialistas en cuestiones urbanas que han tenido lugar en el último tiempo, esta relación causal ha comenzado a ser puesta en duda. Los contradictores de ésta suelen esgrimir argumentos como los siguientes para fundamentar su cuestionamiento: a) los principales cambios se deberían predominantemente a factores endógenos, específicos a estas formaciones metropolitanas, los que tendrían más fuerza transformadora que la globalización; b) gran parte de los cambios atribuidos a la globalización ya habían aparecido en pleno período fordista, mucho antes de que se hablase de este fenómeno, de modo que lo que se estaría observando ahora sería solamente la culminación de antiguas tendencias; y c) cada una de las grandes ciudades continúa manteniendo su identidad esencial, afectada sólo marginalmente por la globalización.
Para avanzar en esta discusión, parece importante tratar de detectar cuáles serían los cambios que realmente estarían asociados a los avances de la globalización, y cuáles a condicionantes endógenos. Para ello podemos considerar los cambios observables en diversas ciudades latinoamericanas. Esto es, en esencia, lo que se propone hacer este número de Eure, dedicado al análisis de las mutaciones que afectan a las grandes ciudades latinoamericanas, para lo cual ha reunido un conjunto de estudios sobre los casos de Buenos Aires, Ciudad de México, Lima, Montevideo y Santiago de Chile.