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Robinson, un joven de dieciocho años, vivía en la ciudad de York junto a su familia, soñaba con ser marino y viajar por todo el mundo, pero sus padres no lo apoyaban, ya que querían que su hijo estudie leyes porque siendo marino sería una persona miserable.
Después de un año de la fuerte discusión con sus padres, Robinson viajó a Hull, en donde un compañero suyo lo invitó a viajar con él por mar hacia Londres en el barco de su padre. Robinson, sin consultar a nadie aceptó y se embarcó a su primer viaje.
A la hora meridiana del sexto día de viaje hacia Londres hubo una terrible tormenta; al haber exceso de peso en la embarcación ingresó el agua y pudieron mantenerse a salvo trasladándose a otro barco hacia la costa. Robinson decide ir a Londres donde hace amistad con el capitán de un barco quien lo invita a navegar con él hacia Guinea. Durante el viaje por las Islas Canarias, fueron sorprendidos y capturados por piratas, quienes hicieron a Robinson su esclavo.
Durante los dos años de su esclavitud, Robinson pensaba únicamente en su huida y en el momento adecuado para escapar y ser libre. En la casa del capitán conoció a dos muchachos: un chico llamado Xury y un criado llamado Muly. Un día mientras su amo no estaba en el barco, los tres criados fueron a pescar solos; Robinson pensó que ese era el día perfecto para escapar y luego de abandonar a Muly partieron hacia el sur donde fueron recogidos por un capitán portugués, quien compra al Xury como esclavo y lleva a Robinson a Brasil quien se establece como comerciante y dueño de una plantación. Robinson al ver que le hacía falta esclavos para su plantación decide ir a buscarlos a África, pero en el camino, la embarcación se hundió y él se salvó logrando llegar a una isla en la que parecía ser el único habitante convirtiéndose en náufrago de una isla desierta; horas después de su llegada empezó a tener sed, así que se adentró a la selva en busca de agua. Volvió a la playa buscando un lugar seguro para descansar así que se subió a un árbol clavando estacas en el suelo con el fin de que ningún salvaje pudiera acercarse. Al despertar vio a lo lejos que el barco había sido arrastrado por las olas hasta unas rocas cercanas. Robinson fue hacia el barco en donde se encontró con un perro y dos gatos, también pudo rescatar comida, armas, barriles de pólvora, ropa, espadas y unas cuantas monedas.