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Hace mil o dos mil millones de años, cuando la tierra estaba todavía caliente, envuelta en espesas nubes de donde caían sin cesa aguaceros hirvientes, los primeros seres vivientes aparecieron en los mares. Eran seres minúsculos, como microbios, y que apenas hubieron aparecido, se multiplicaron y se transformaron..
Dios no había creado una colección de seres vivientes destinados a reproducirse siempre idénticos. Dios estaba creando la Vida, y la Vida se desarrollaba. No era solamente la lucha para sobrevivir la que hacía desaparecer a los más débiles y permanecer a los mejor armados. No era solamente la casualidad la que hacía brotar en cada especie seres con caracteres distintos de sus antepasados. En la materia viviente actuaban fuerzas espirituales, creando en cada especie órganos nuevos, tratando de solucionar de mil maneras distintos problemas: órganos para ver, oír, sentir, correr, nadar, volar.
Luego de un largo proceso de desarrollo apareció una raza ya bien parecida al hombre actual: éstos ya sabían tallar las piedras, en forma muy rudimentaria. Luego, como un millón de años atrás, el famoso Pitecántropo, había vencido el temor al fuego propio de los animales, y lo usaba. ¿Era éste hombre verdadero, o sea, dotado de razón y libertad? No se sabe.
70.000 años después se multiplicaron los signos de una creatividad continua: progresan en las técnicas, preocupación por enterrar a los muertos, comienzos del arte, etc.
La Biblia nos presenta dos relatos con el cual el mundo y la vida del hombre hubieran comenzado. Es nuestra responsabilidad entonces el creer o no creer según la fe de cada persona.
Actualmente, la Biblia reconoce que durante mucho tiempo miles de personas creyeron que Dios había sido el creador de todo. Había puesto el Sol, la Luna, las estrellas y cada uno perdurando en su lugar por siempre. Además pensaban que Dios había hecho al Hombre, el caballo, la oveja, etc.
Sin embargo, aunque lo reconozca no deja de creer que la creación de Dios se hace poco a poco y se forman especies nuevas. Y como ejemplo de estos toma a un niño que poco a poco crece y se desarrolla.
Principalmente lo que la Iglesia cree es que Dios si creo el mundo, creo un cielo, una tierra y un mar y puso animales sobre esta, y es aquí donde la iglesia reconoce que los animales que hoy conocemos son fruto de un largo camino por el desarrollo, es decir, han pasado millones de años para que el hombre sea hombre, el caballo sea caballo, y el mundo sea mundo.