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Respuesta:
aquí está
Explicación:
Junto a la vida interior rica y profunda, nuestra Madre unía una acción rápida y eficaz. Su esperanza la hacía “mirar fijamente” a su Hijo, y actuar con la rapidez de quien ha sido iluminada por la “lámpara que arde y alumbra”.
Cuando María fue con prisa a visitar a su prima Isabel, llevando en su seno nuestra esperanza, permitió que San Lucas estampara esta escena[1] como un emblema para todo aquel que, de la misma manera, quiera comunicar al Señor a los demás, llevándolo en su propia vida.
Para vivir la esperanza hay que hacer como María, decirle a Dios: «Hágase en mí según tu Palabra»[2], acogiendo de esta manera al Dios mismo, nuestra esperanza. El hombre no inventa su esperanza, la recibe de Dios. Esta virtud teologal viene en auxilio de nuestra débil e insuficiente esperanza humana; sale al encuentro de la incapacidad que tiene el hombre para darse una esperanza por sí solo, de modo que se intensifique en nosotros el anhelo de la unión definitiva con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo para toda la eternidad.
Respuesta:
por que tiene la fe suficiente para tener esperanza
Explicación: