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Respuesta:
Desde los días previos a la votación para elegir al presidente de la República se difundió ampliamente en
los medios que sería una elección muy competida y
que podía dirimirse por una pequeña diferencia.
Después de la jornada electoral, en la prensa escrita,
en la radio y en la televisión se insistió sobre el punto.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
(TEPJF) concluyó la calificación de la elección presidencial el 5 de septiembre, dictaminando que la diferencia
entre el candidato del Partido Acción Nacional (PAN),
Felipe Calderón (FC), y el de la Coalición por el Bien de
Todos (CBT), Andrés Manuel López Obrador (AMLO),
fue de 233.831, de un total de 41.557.430 votos. Es
decir, FC fue declarado presidente electo por un margen a su favor del 0,56% de la votación nacional. Sin
embargo, el punto sustantivo de debate no ha sido y
no es la pequeña diferencia entre los dos candidatos,
sino cómo se construyó ese resultado.
OSAL43 [AÑO VII Nº 20 MAYO-AGOSTO 2006]
* Profesor titular
del Depar tamento
de Economía,
Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM),
Unidad Iztapalapa, México.
Coordinador
del Programa
de Investigación
“Integr ación en
las Américas” de la UAM.
Doctor
en Estudios
Latinoamericanos
(Ciencias Políticas),
Universidad Nacional
Autónoma de México
( U NAM).
El marco en que se produce la elección es, en muchos sentidos, un dato relevante. Como
también, cuáles eran los contrastes y divergencias entre las propuestas que encabezaban los
candidatos. Las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2006 eran las primeras que se
efectuarían en un clima de normalidad democrática, con instituciones electorales construidas
en el pasado inmediato para garantizar el pleno respeto a la voluntad popular. Pero también,
era la primera elección en que un candidato de centroizquierda o de izquierda, según se
busque definir la geometría política, tenía serias posibilidades de triunfo. Como había ocurrido en las elecciones inmediatas anteriores, uno de los principales campos de la contienda
fue el de los medios electrónicos de comunicación, de manera destacada la televisión. Pero
entre los posibles electores había algunas diferencias. La percepción de diversos sectores de
la población se había modificado, los resultados electorales en algunos estados indicaban
que los partidos de oposición se habían fortalecido; existían varios movimientos sociales de
corte regional o local con propuestas propias; la lucha contra el desafuero de AMLO mostró
que un amplio sector de la población estaba de acuerdo con elecciones libres y con el sufragio como método para elegir al presidente de la República; las luchas de los pueblos indígenas continuaban alcanzando formas nuevas con propuestas de organización para defender
sus derechos. Todo en conjunto daba cuenta de un ánimo distinto entre grupos de ciudadanos, que no se expresaría necesariamente en una mayor participación en el proceso electoral, pero sí en la posibilidad de desarrollar diversas iniciativas populares.
El 2 de julio votó el 59% del listado nominal de electores. Fue una votación menor en términos relativos a la del año 2000, cuando votó el 63,8%. En ese año, en los medios de
comunicación se difundió que se había tratado de un proceso altamente participativo. Por
lo menos la participación fue mayor a la del año actual. Sin embargo, la menor asistencia
a las urnas parece constituir una tendencia que está acompañando el proceso de construcción de nuevas instituciones electorales. Los resultados alcanzados en el año 1994 se
inscriben en la misma tendencia. En ese período la participación fue del 76% de la lista
nominal. En las elecciones federales intermedias también se presenta el mismo patrón,
con la diferencia de que la participación es mucho menor y la tendencia de caída es
mayor. En 1991 votó el 66% de la lista nominal, en 1997 el 58% y en 2003 el 41,7%1
.
El análisis de la situación política considerando los procesos electorales nos plantea, en principio, problemas como los siguientes: a) en años recientes se han construido las instituciones que organizan y califican los procesos electorales federales; b) la aparición de nuevas
instituciones no ha propiciado un aumento en la participación electoral; c) hay en los electores la percepción de que la elección relevante es la presidencial y por ello concurren en una
cantidad mucho mayor a las urnas; d) el discurso de la mayor participación y de la culminación de la transición a la democracia no se corresponde con los hechos; e) con una diferencia mínima y contando con tan sólo el 21% de los electores en un proceso seriamente cuestionado y con múltiples irregularidades es que se declara a FC presidente electo.
Explicación:
dame coronita plis