La madre y el hijo ladrón
Cierta mujer tenía un hijo muy revoltoso que solía robar en la
escuela cosas de poco valor y se las llevaba a casa, sin que su
madre jamás lo castigara. Incluso colmaba de caricias al
muchacho, alabando en extremo su agudeza. A medida que iba
creciendo, fue haciendo robo de más consideración, y nunca fue
amonestado por su madre.
Al fin, cogido por la justicia en un nuevo hurto, fue llevado a la
cárcel y sentenciado a muerte.
La madre deshacía en lágrimas tras el reo; pero éste, parando ante
la comitiva, exclamo:
Tú eres la causa de mi desgracia, porque si el primer robo que
cometí no te hubieras reido y me hubieses castigado, ahora
ya no iría a morir en un suplicio y tú no tendrías que llorar mi
muerte.
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A. ... Tu eres la causa de mi desgracia, porque si al primer robo que cometí no te.
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