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Respuesta:
1.Como católicos, tenemos una rica herencia de fe, tradición y enseñanza social a la cual recurrir en
nuestra búsqueda de vivir fielmente el Evangelio en nuestro propio tiempo y situación. Como
comunidad de fe, buscamos proteger la vida y la dignidad de cada persona, cuidar a los vulnerables y
preservar nuestra casa común para nuestros hijos y para las generaciones futuras.
En las parroquias, diócesis y otras organizaciones católicas, alentamos esfuerzos para generar una
discusión sobre las cuestiones que afectan al medio ambiente (cambio climático, consumo,
contaminación, custodia de la tierra), que sea civil y constructiva, que invoque la virtud de la prudencia
en la búsqueda de soluciones, y que sea más sensible a las necesidades de los pobres, tanto aquí en los
Estados Unidos como en el extranjero. Como católicos, tenemos la oportunidad y responsabilidad única
de constituir una diferencia a la hora de abordar los impactos que presentan estas cuestiones,
particularmente sobre los menos capaces de soportar las cargas.
2.
Él nos instruye a “cultivar y cuidar” de la creación (Génesis 2,15). Dios también le dice a Moisés asegurarse que los israelitas dejen sus tierras en barbecho cada seis años, dando a la propia tierra un día de reposo, o tiempo para descansar (Levítico