• Asignatura: Historia
  • Autor: RobertoZierath257
  • hace 3 años

en la actualidad se sigue gobernando de la misma con los principios del estado moderno? ​

Respuestas

Respuesta dada por: MadeleynMarcelo
1

Respuesta:

no algunas cosas cambiaron

Respuesta dada por: bedregalmelgarnatani
1

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El Estado moderno surgió entre los siglos XV y XVI, cuando los reyes aprovecharon la crisis del feudalismo para retomar su poder, y su proceso de surgimiento se aceleró en el Renacimiento, con profundas transformaciones en los mecanismos del gobierno y en el ejercicio del poder. Este proceso estuvo respaldado por la burguesía, clase social que se fue fortaleciendo con este tipo de Estado. El Estado moderno poseía identidad, estaba organizado, estructurado y era formal; era reconocido políticamente por esto y el poder estaba centralizado. Su formación tuvo varias consecuencias a nivel político y económico.

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Origen Editar

A partir de los siglos XIV y XV, los reyes europeos iniciaron el proceso de formación del Estado moderno, al comenzar a concentrar y centralizar el dominio sobre sus tierras. Aprovechando la crisis que enfrentaban los señoríos tras las guerras, hicieron pactos con los señores feudales para recibir sus tierras a cambio de algún privilegio, aunque también existe la posibilidad de una reconquista a través de una sangrienta guerra. Los reyes fueron "ayudados" en este proceso por los burgueses que deseaban desprenderse de los señores feudales, ya que se veían perjudicados por la condición de vasallos de estos y la economía feudal. Para asegurar la gobernabilidad, el respeto de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones el Estado cuenta con diversos organismos, conformados por funcionarios, que crean las leyes.

Sin embargo, hay posturas que consideran que el surgimiento del Estado moderno no significó una ruptura total con las estructuras políticas medievales puesto que la aristocracia feudal conservó su poder político sobre las masas rurales, de tal manera que “El absolutismo fue esencialmente eso: un aparato reorganizado y potenciado de dominación feudal (…) fue el nuevo caparazón político de una nobleza amenazada”.[1] No obstante es claro que con el Estado moderno surgieron estructuras gubernamentales nuevas.

Hacia finales del siglo XV la autoridad monárquica y la unidad política lograron estabilizarse a niveles nacionales,[2] dando lugar a las primeras monarquías con elementos constitutivos modernos, como fue el caso de los reinados de Luis XI en Francia, los Reyes Católicos en España y

La mayoría de los Estados modernos se desarrollaron según el proceso enunciado, pero algunos se vieron afectados por las élites locales, que dificultaron su formación al ver su constante pérdida de poder. En estos casos el Estado resultante se vio mal o poco estructurado, tornándose débil en relación a los que lograron constituirse más satisfactoriamente. En aquellos donde el proceso se desarrolló con menos problemas, el rey se convirtió en la máxima autoridad y se crearon instituciones políticas, económicas y militares.

Los reyes renacentistas y barrocos trataron de legitimar su poder monárquico mediante fundamentos legales. Es así que se fue estableciendo que el poder absoluto de los monarcas descansaba en su carácter sagrado como representantes de Dios en el mundo terrenal. De esta manera se consideraba que reyes y príncipes poseían un derecho divino de gobernar debido a que su autoridad provenía directamente de Dios.[2][4] Por lo tanto, las monarquías absolutas lograron entonces consolidar su poder gracias al apoyo que recibieron de la aristocracia y del reconocimiento por parte de las masas populares, pues el sistema monárquico se erigió como el garante de la paz y de la justicia.

En Los Seis Libros de la República Jean Bodin hizo planteamientos políticos teóricos importantes sobre el absolutismo en el Estado moderno.

Por otra parte Carlos V, al heredar la Corona de España y los derechos que la casa de Habsburgo tenía en grandes territorios de Europa, intentó consolidar su ideal de unificar a Europa bajo su dominio imperial. Sin embargo Carlos V ni su sucesor Felipe II pudieron crear un imperio europeo debido a la fuerte oposición de los Países Bajos y Francia principalmente. Este fracaso del proyecto imperial español fue el contexto en el que los Estados modernos europeos se fortalecieron, ya que marcó el inicio de un orden político compuesto por estados nacionales soberanos.[5]

Además, se considera que la Reforma protestante influyó de manera importante en el desarrollo de los Estados modernos debido a que "fragmentó a Europa al quebrarse en varios pedazos la unidad de la Iglesia Católica, pero a la vez ayudó para que en ese territorio vaya tomando forma el Estado moderno".[6]

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