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El mapa político de Europa estaba dominado por cinco grandes potencias: Austria-Hungría, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Rusia, y una casi gran potencia: Italia. Entre estas naciones existía un inestable equilibrio de poder, y formaron alianzas para autoprotegerse. Austria-Hungría, Alemania e Italia formaron la triple Alianza. Francia, Rusia y Gran Bretaña formaron la triple Entente, un acto de amistad más que una alianza. Estaban dispuestas a ayudarse entre sí, pero en términos limitados.
Las últimas décadas del siglo XIX fueron años extraños en Europa. A pesar de una prosperidad económica interna, paz en el exterior y rápidos avances en todas las esferas de la investigación científica, acontecieron varios períodos de depresión y muchos europeos continuaron en la pobreza. La paz en el continente se compró a costa de la subyugación colonial de los pueblos de ultramar y la eliminación nacional de las minorías internas. La supremacía de la ciencia, con su énfasis en los valores materiales, caracterizó a esta etapa. Durante la mitad del siglo, antes de la primera guerra mundial, prevaleció un aire de optimismo y aprehensión, por consiguiente de esperanza y pesimismo.
El desarrollo en Europa fue desigual, pero ciertas tendencias políticas, económicas y sociales se hicieron comunes en la mayoría de los países. En la política, después de 1870, Europa fue testigo de la última expansión del gobierno constitucional y democrático; en la economía, la mayoría de los países participaron en la "Segunda Revolución Industrial" y, en la esfera social, el movimiento sindical y el socialismo vinieron a desempeñar una función cada vez más importante en los asuntos de casi todas las naciones.
Hacia 1914, la mayoría de los países en Europa disponía del sufragio universal para los hombres y varios gobiernos parlamentarios, aunque con grados de efectividad diferentes. Asimismo, creció la educación primaria. En ella, las mujeres adquirieron una considerable influencia. El éxito de la democracia no dependió del pequeño alcance de un electorado informado. En Inglaterra, la Ley sobre la Educación de 1870 hizo que la instrucción fuera gratis y obligatoria.
A finales del siglo XIX, la "segunda revolución industrial" había producido avances de gran significación. Esta presentó algunas características específicas. Las nuevas fuentes de poder -la electricidad y el petróleo- competían con el vapor y el carbón para mover una maquinaria más complicada. La producción mejorada de acero hizo que las mercancías básicas estuvieran disponibles en grandes cantidades y a muy bajo precio. Los productos sintéticos, principalmente tintes producidos a partir del alquitrán de hulla, se convirtieron en las bases de la nueva industria química. Los nuevos medios de comunicación y de transporte ayudaron a acelerar las transacciones comerciales. Los nuevos métodos de promoción fomentaron las ventas. Un gran aumento del aporte del capital líquido favoreció el desarrollo económico. Todas estas innovaciones ayudaron a acrecentar la producción industrial más allá de lo imaginable. Entre 1870 y 1914, la producción total del mundo occidental, incluida la de los Estados Unidos, se triplicó.
El período del "capitalismo monopolista", se inició con posterioridad a la década de 1 870. A partir de este momento, creció también la influencia de la clase trabajadora y de la filosofía socialista. La mayor parte del mejoramiento de las condiciones del trabajador se debió al poder político de varios partidos socialistas y al poder económico de las uniones sindicales. Como resultado, el nivel del trabajador europeo de 1914 aumentó entre 1 870 y 1 914.
Las últimas décadas del siglo XIX fueron años extraños en Europa. A pesar de una prosperidad económica interna, paz en el exterior y rápidos avances en todas las esferas de la investigación científica, acontecieron varios períodos de depresión y muchos europeos continuaron en la pobreza. La paz en el continente se compró a costa de la subyugación colonial de los pueblos de ultramar y la eliminación nacional de las minorías internas. La supremacía de la ciencia, con su énfasis en los valores materiales, caracterizó a esta etapa. Durante la mitad del siglo, antes de la primera guerra mundial, prevaleció un aire de optimismo y aprehensión, por consiguiente de esperanza y pesimismo.
El desarrollo en Europa fue desigual, pero ciertas tendencias políticas, económicas y sociales se hicieron comunes en la mayoría de los países. En la política, después de 1870, Europa fue testigo de la última expansión del gobierno constitucional y democrático; en la economía, la mayoría de los países participaron en la "Segunda Revolución Industrial" y, en la esfera social, el movimiento sindical y el socialismo vinieron a desempeñar una función cada vez más importante en los asuntos de casi todas las naciones.
Hacia 1914, la mayoría de los países en Europa disponía del sufragio universal para los hombres y varios gobiernos parlamentarios, aunque con grados de efectividad diferentes. Asimismo, creció la educación primaria. En ella, las mujeres adquirieron una considerable influencia. El éxito de la democracia no dependió del pequeño alcance de un electorado informado. En Inglaterra, la Ley sobre la Educación de 1870 hizo que la instrucción fuera gratis y obligatoria.
A finales del siglo XIX, la "segunda revolución industrial" había producido avances de gran significación. Esta presentó algunas características específicas. Las nuevas fuentes de poder -la electricidad y el petróleo- competían con el vapor y el carbón para mover una maquinaria más complicada. La producción mejorada de acero hizo que las mercancías básicas estuvieran disponibles en grandes cantidades y a muy bajo precio. Los productos sintéticos, principalmente tintes producidos a partir del alquitrán de hulla, se convirtieron en las bases de la nueva industria química. Los nuevos medios de comunicación y de transporte ayudaron a acelerar las transacciones comerciales. Los nuevos métodos de promoción fomentaron las ventas. Un gran aumento del aporte del capital líquido favoreció el desarrollo económico. Todas estas innovaciones ayudaron a acrecentar la producción industrial más allá de lo imaginable. Entre 1870 y 1914, la producción total del mundo occidental, incluida la de los Estados Unidos, se triplicó.
El período del "capitalismo monopolista", se inició con posterioridad a la década de 1 870. A partir de este momento, creció también la influencia de la clase trabajadora y de la filosofía socialista. La mayor parte del mejoramiento de las condiciones del trabajador se debió al poder político de varios partidos socialistas y al poder económico de las uniones sindicales. Como resultado, el nivel del trabajador europeo de 1914 aumentó entre 1 870 y 1 914.
Alexander1725:
ES ECONOMÍA MUNDIAL NO SOLO DE EUROPA
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