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La teoría más aceptada por la comunidad científica acerca de la extinción de los dinosaurios dice que hace unos 65 millones de años, en la frontera entre los períodos Cretácico y Terciario, un gran meteorito del tamaño de una montaña proveniente de un cometa o un asteroide chocó contra la Tierra en lo que hoy es la Península del Yucatán, en México, abriendo el cráter submarino de Chicxulub, de unos 200 km de diámetro. El violento impacto no solo causó el fin del reinado de los dinosaurios, sino que también acabó con más del 70% de todas las especies vivas del planeta, provocando uno de los períodos de extinción más terribles de todos los tiempos.
Las temperaturas aumentaron drásticamente durante un tiempo breve en las primeras horas tras la caída del meteorito, lo que hizo que muchos dinosaurios murieran quemados sin remedio. Además, el enorme meteorito levantó una gigantesca cantidad de escombros y residuos que fueron lanzados a la atmósfera y que rodearon por completo la Tierra, depositándose después por todas partes en forma de una fina capa de polvo negruzco muy rico en iridio. Las pruebas del choque de la roca espacial se encuentran reflejadas en las capas terrestres correspondientes a esa época, según los científicos.
Calor insoportableTras varios días de un calor insoportable, la temperatura superficial de la Tierra descendió hasta niveles compatibles con la vida, pero el mundo que los seres que sobrevivieron conocían hasta entonces había quedado devastado. El resto de los dinosaurios no pudo soportar los cambios y también desapareció.
Por fortuna para nosotros como especie, los pequeñas mamíferos que pudieron esconderse en madrigueras y comían insectos y plantas acuáticas, que seguían siendo relativamente abundantes tras el impacto, pudieron sobrevivir.
Algunos científicos creen que no fue un asteroide el que exterminó a los dinosaurios, sino que la causa fueron erupciones volcánicas masivas ocurridas en la meseta india de Decan, que habrían provocado un enfriamiento global y lluvia ácida. Otros creen que el choque espacial provocó incendios en todo el mundo o que vino acompañado de otros cambios en el clima del planeta. El debate todavía continúa
La teoría más aceptada por la comunidad científica acerca de la extinción de los dinosaurios dice que hace unos 65 millones de años, en la frontera entre los períodos Cretácico y Terciario, un gran meteorito del tamaño de una montaña proveniente de un cometa o un asteroide chocó contra la Tierra en lo que hoy es la Península del Yucatán, en México, abriendo el cráter submarino de Chicxulub, de unos 200 km de diámetro. El violento impacto no solo causó el fin del reinado de los dinosaurios, sino que también acabó con más del 70% de todas las especies vivas del planeta, provocando uno de los períodos de extinción más terribles de todos los tiempos.
Las temperaturas aumentaron drásticamente durante un tiempo breve en las primeras horas tras la caída del meteorito, lo que hizo que muchos dinosaurios murieran quemados sin remedio. Además, el enorme meteorito levantó una gigantesca cantidad de escombros y residuos que fueron lanzados a la atmósfera y que rodearon por completo la Tierra, depositándose después por todas partes en forma de una fina capa de polvo negruzco muy rico en iridio. Las pruebas del choque de la roca espacial se encuentran reflejadas en las capas terrestres correspondientes a esa época, según los científicos.
Calor insoportableTras varios días de un calor insoportable, la temperatura superficial de la Tierra descendió hasta niveles compatibles con la vida, pero el mundo que los seres que sobrevivieron conocían hasta entonces había quedado devastado. El resto de los dinosaurios no pudo soportar los cambios y también desapareció.
Por fortuna para nosotros como especie, los pequeñas mamíferos que pudieron esconderse en madrigueras y comían insectos y plantas acuáticas, que seguían siendo relativamente abundantes tras el impacto, pudieron sobrevivir.
Algunos científicos creen que no fue un asteroide el que exterminó a los dinosaurios, sino que la causa fueron erupciones volcánicas masivas ocurridas en la meseta india de Decan, que habrían provocado un enfriamiento global y lluvia ácida. Otros creen que el choque espacial provocó incendios en todo el mundo o que vino acompañado de otros cambios en el clima del planeta. El debate todavía continúa
4. Evolución autodestructiva Durante la década de 1900, cuando la teoría de la selección natural de Darwin todavía no era muy aceptada por la comunidad científica, muchos paleontólogos creían que los dinosaurios poseían una especie de inercia evolutiva que les hizo demasiado grandes y extraños. Algunos investigadores sugerían que los dinosaurios eran mudos (en comparación con los mamíferos) porque invirtieron muchas de sus energías internas en volverse enormes y feroces. Sin embargo, incluso los expertos en fósiles de la época restaron credibilidad a esta teoría por ser incapaz de desarrollar un vínculo entre un crecimiento desmesurado y la extinción.
5. Exceso de machos En la última década, el especialista en infertilidad Sherman Silber ha afirmado en repetidas ocasiones que los dinosaurios murieron porque no pudieron encontrar pareja. Silber ha especulado que, al igual que le ocurre a los cocodrilos de hoy en día, los cambios de temperatura externa podrían determinar el sexo de los embriones de los dinosaurios en el desarrollo en sus huevos. En este punto, el experto argumenta que el cambio climático causado por la actividad volcánica y el impacto de un asteroide podría haber variado el 'termostato global', de modo que terminaran naciendo solo individuos del mismo sexo. Pero más allá del hecho de que realmente no sepamos si el sexo de los dinosaurios estaba determinado por la temperatura o la propia genética, la idea no explica por qué reptiles como los cocodrilos, cuyos sexos probablemente estaban determinados por la temperatura, sobrevivieron, mientras que los dinosaurios no aviares se extinguieron por completo.
6. El desafío de las orugas En una pelea entre dinosaurios y orugas, parece que éstas difícilmente podrían estar a la altura de un Triceratops. Sin embargo, en un documento publicado en 1962, basándose en observaciones de la devastación que las orugas pueden causar en los cultivos, el entomólogo Stanley Flandes estableció que las larvas de las primeras polillas y mariposas podrían haber deforestado rápidamente y por completo el paisaje cretácico. En opinión de Stanley, los dinosaurios herbívoros habrían muerto de hambre y los dinosaurios depredadores pronto se quedaron sin nada que comer. Pero la teoría se ve descartada no solo por el hecho de que las mariposas y las polillas coexistieron con los dinosaurios durante millones de años, sino que, además, no hay ninguna señal de tal desastrosa deforestación en el registro fósil.
7. Pérdida de visión Las explicaciones sobre la extinción de los dinosaurios a menudo reflejan la experiencia y la perspectiva de las personas que las proponen. Por ello no es de extrañar que en 1982 el oftalmólogo LR Croft sugiriera que la pérdida de visión acabó con los dinosaurios. Dado que la exposición al calor puede hacer que las cataratas se formen más rápidamente, Croft conjeturó que los dinosaurios con cuernos o crestas extrañas desarrollaron estos atributos extravagantes para proteger sus ojos del implacable sol del periodo Mesozoico. En un mundo calentado por una intensa luz solar, Croft tiene la hipótesis de que estos intentos de dar sombra a los ojos de los dinosaurios fracasaron y que las criaturas empezaron a quedarse ciegas antes de alcanzar la madurez sexual. Según muchos paleontólogos, la idea de Croft no solo es inverosímil sino que es incapaz de explicar la extinción masiva de las distintas especies de dinosaurios no aviares, hace 66 millones de años.
8. Supernova Antes de que la hipótesis del impacto de un asteroide ganara una credibilidad generalizada, en 1971 el físico Wallace Tucker y el paleontólogo Dale Russell sugirieron otro tipo de "muerte por razones cósmicas". Aunque los investigadores no tenían ninguna prueba de su hipótesis, propusieron que una supernova cercana podría haber tenido consecuencias catastróficas para la vida en el final del Cretácico. Según Tucker y Russell, la explosión de una estrella vecina habría bombardeado la atmósfera superior con rayos X y otras formas de radiación, alterando rápidamente el clima e incidiendo en una caída en picado de las temperaturas de la Tierra. Hasta ahora no hay ninguna prueba de que alguna supernova se haya podido originar tan cerca de la Tierra hace 66 millones años.