• Asignatura: Historia
  • Autor: bayronflores318
  • hace 3 años

¿de que manera se han combatido las epidemias?​

Respuestas

Respuesta dada por: davidsantiagoh93
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Respuesta:

Los virus, parásitos y bacterias que causan enfermedades siempre han existido, se han mutado y han aparecido en diferentes momentos del mundo. Las últimas pandemias, incluído COVID-19, no son enemigos nuevos para la humanidad, sin embargo, la manera de erradicarlo si ha cambiado mucho gracias a la labor de los científicos, los médicos y las farmacéuticas.

De hecho, hasta mediados del siglo XIX la edad promedio era solo de 29 años, comparado a los 72 años en la actualidad. Esto sucedía porque muchos niños y jóvenes morían a causa de enfermedades e infecciones. Los antibióticos no existían y las pocas vacunas que existían no se utilizaban para prevenir enfermedades, entonces los jóvenes no lograban resistir una infección. Adicionalmente, los patógenos se reproducen con facilidad. Cuando un virus infecta a una persona, esta empieza a convertirse en una fábrica que replica el virus y lo esparce.

Se denomina a una enfermedad una “pandemia” cuando una infección alcanza a todos los continentes del planeta, los contagios dejan de ser importados y pasan a ser por transmisiones locales. Estos son algunos ejemplos de enfermedades que han cruzado el globo, cómo se han combatido y las lecciones que se pueden sacar para afrontar al coronavirus.

Peste de Justiniano

Esta es la primera pandemia de la que se conservan fuente escritas y sucedió en el Imperio Bizantino en el año 541. El reino estaba en un momento de esplendor, porque estaban conquistando tierras en Italia y en África, y durante una de esas conquistas se encontraron con un virus que mató al 25 por ciento de la población mundial. La humanidad tuvo brotes locales y esporádicos hasta el año 750, con ciclos que se repetían cada ocho o diez años, siendo el primer brote de la enfermedad el más extenso y mortífero. Finalmente, la peste desapareció hasta el siglo XIV.

La respuesta de las personas fue prácticamente nula, algunos huyeron fuera de las ciudades para escapar de la peste, otros se quedaban en sus casas para no contagiarse. La medicina no estaba preparada para combatir la enfermedad. Fue hasta 1988 que científicos lograron aislar la bacteria que mató a las personas en esta peste, y descubrieron que era yersinia pestis, la misma cepa que ocho siglos más tarde se llamaría la peste negra.

Peste negra

Esta enfermedad se desató en la Edad Media entre 1346 y 1347 en Europa. El virus empezó a propagarse a las orillas del mar negro (que está encerrado entre los balcanes en Europa Occidental), cuando los mongoles estaban atacando la península de Crimea. La ventaja de este virus es que era muy letal, entonces la gente moría rápido y por tanto, la expansión era lenta. Aún así, hay estudios que demuestran que murió hasta el 60% de la población Europea. De 80 millones de ciudadanos, el continente pasó a tener 30 millones en solo seis años.

A las causas de la enfermedad se le dieron explicaciones sobrenaturales, como por ejemplo que era generado por la corrupción del aire provocada por la materia orgánica en descomposición, o que tenía un origen astrológico (eclipses, paso de cometas, planetas alineados). Finalmente, fue hasta el siglo XIX que bacteriólogos descubrieron que era la yersinia pestis, un virus que afectaba a las ratas y otros roedores y se transmitía a humanos a través de parásitos que vivían en esos animales como las pulgas.

Es decir, la peste era una zoonosis (enfermedad que pasa de los animales a los humanos). Los primeros síntomas se manifestaban de 16 a 23 días de la enfermedad en el cuerpo. Producía fiebres altas, inflamación en el cuello o ingles, escalofríos e inflamación en el ganglio linfático, que recibía el nombre de “bubón” o carbunco, de ahí viene el término de “peste bubónica”. Además, cuando el virus se pasaba a la sangre, producía una manchas negras en el cuerpo por las hemorragias, de ahí el nombre “peste negra”.

Para tratar la peste, los doctores hacían intervenciones quirúrgicas para quitar los bubones endurecidos de la ingle, axilas y cuello. En caso de que los bubones no aparecieran, le daban al enfermo purgas, pomadas caseras u orines. También, quemaban hierbas aromáticas para purificar el ambiente o usaban azufre para combatir la contaminación del aire. La única medida que logró ser útil en ese momento, fue la quema de ropa, pieles y alfombras de las personas enfermas, porque acababa con las pulgas.

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