Respuestas
Los tres apartados de esta reseña revelan el entrecruzamiento entre las diferentes
disciplinas discutido al comienzo; sin embargo, el hecho de que cada uno de ellos esté
dominado por una disciplina en particular revela que, en última instancia, las disciplinas
tienen ciertos enfoques que les son particulares. En el apartado dedicado a las diferentes teorías, dominan los críticos literarios y los antropólogos, en el consagrado a Cortés y los
comienzos del México moderno, los historiadores, mientras que el tercero es el campo
de una colaboración fructífera entre historiadores y literatos. Además, podemos observar
que la dinámica entre la teoría y la práctica no es siempre dialéctica y que, por el contrario, a menudo se observa una cierta escisión entre ambas. Dicha escisión revela posturas
ideológicas y un estado de cosas al cual había aludido en el primer apartado: quienes parten de la teoría invalidan el trabajo de quienes no lo hacen, acusándolos a menudo de
“positivistas”; quienes parten del trabajo documental ignoran, a menudo adrede, los
desarrollos teóricos. A pesar de que esta oposición es esquemática y tal vez exagerada,
creo que apunta a ciertas tendencias que dominan la investigación actual. Al mismo
tiempo, esta oposición corresponde a una separación entre las diferentes academias
nacionales: en tanto que la academia norteamericana (y, dentro de ella, los investigadores latinoamericanos que enseñan en universidades estadounidenses) tiende a priorizar la
teorización y a trabajar de modo deductivo, la academia europea tiende a llegar a sus
hipótesis desde la investigación inductiva, basada en el documento y la fuente primaria.
Esta constatación es algo paradójica puesto que las teorizaciones tienen su origen en
Europa, los estudios culturales en Inglaterra, y los estudios postcoloniales en Francia. En
el mejor de los casos, la teoría y la práctica literarias e historiográficas se fecundan
mutuamente. Como escribí al principio, los estudios coloniales de los últimos años se
han vuelto un campo cada vez más complejo y, a menudo, controvertido. Lo único que
no se puede decir de ellos es que sean tediosos.