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ahi está espero que te sirva
Fundada en 1965, la revista Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México del Instituto de Investigaciones Históricas-UNAM convoca a los estudiosos nacionales y extranjeros para que envíen artículos (9 000 a 11 000 palabras), reseñas de libros (máximo 2 500 palabras) y testimonios históricos (7 000 a 8 000 palabras) para su publicación en los próximos números. La fecha límite para presentar los manuscritos es el lunes 31 de mayo de 2021.
Realmente no es necesario ningún bagaje teórico o conocimiento especializado, cualquier observador equipado con experiencia y sentido común puede identificar al cacique de una comunidad rural, de una zona de asentamientos urbanos irregulares, de un gremio de profesionistas o de una comunidad académica.
México ha sido tierra de caciques desde antes de que el término mismo fuera introducido por los conquistadores españoles en el siglo XVI. En realidad los primeros caciques aceptados como tales fueron los nobles que encabezaban los señoríos indígenas que los españoles encontraron en América los jefes hereditarios de las estructuras sociales locales ya existentes y cuya autoridad les fue reconocida por los conquistadores una vez que se sometieron a los representantes del monarca español. La autoridad colonial asignó a esos caciques un lugar en la estructura formal de poder a cambio de desempeñar el papel de intermediarios entre la masa indígena sojuzgada y el gobierno virreinal.
Las definiciones disponibles del término no faltan, pero en cualquier caso lo central de la institución es lo que se acaba de señalar: su función como intermediario entre la sociedad local o el grupo y las autoridades formales y superiores del sistema de poder. El origen mismo del término y su difusión no carecen de interés. La palabra cacique es una corrupción de kassequa, vocablo arahuaco con que se denominaba a los jefes indígenas que encontró Colón en La Española en 1492. El término se llevó del Caribe al resto de las tierras conquistadas a nombre de la Corona española, pero también cruzó el Atlántico en el sentido inverso y se introdujo en el lenguaje político de la península ibérica. En realidad, una buena parte del proceso político de la España de la segunda mitad del ochocientos e inicios del novecientos giró alrededor de los caciques, es decir, de los personajes influyentes a nivel local que controlaron los votos que los partidos político.