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Respuesta:
En una ocasión, el perro cansado de jugar, se sintió hambiento. Al ver que su dueño seguía durmiendo se acercó al asno y el dijo: Agáchate, amigo, y déjame que pille de la alforja algún bocado, que llevo muchas horas sin comer nada. El asno, aunque quería dárselo, pensó que a su dueño le molestaría que su amigo el perro cogiera algún alimento sin el permiso de su dueño, y por ello no se lo permitió. Entonces su amigo el perro se quedo muy triste y se alejó un poco de su amigo el asno, el asno siguió paciendo en el prado, cuando de repente, cerca de el, apareció un logo hambriento que salía del bosque. El asno, temeroso, estiró sus orejas y se quedó inmóvil temblando de miedo, cuando pudo recuperar el aliento empezo a gritar llamando pidiendo auxilio a su compañero. Ninguno sabía qué hacer.
Diciéndole:
– ¡Ven, amigo mío!
– Ven y ayúdame que un lobo me está atacando…
-Llama al amo que nos ayude..
– Pero el dueño estaba un poco lejos, y no los oía
El perro aunque también le tenía mucho miedo al lobo, al ver a su amigo en peligro y muy apurado, ladró con tanta rabia que el lobo escapó acobardado.
Y así salvó el valiente perro a su amigo el asno, a pesar de no haberle dejado probar ni un bocado.
Al despertar su amo, el asno le contó todo lo sucedido, y su dueño como premio le dío el mejor bocado que llevaban, y le agradeció que salvará a su amigo el asno y todos los alimentos que llevaba.
Aquí tienes una fantástica fábula sobre la cooperación: El asno y el perro. Verás lo que le sucedió al perro y después al asno por mostrarse indiferente ante el perro. La moraleja de esta fábula de La Fontaine nos habla de la necesidad de ser más solidarios y menos egoístas.