Respuestas
La protección del patrimonio, en tanto recurso cultural de una sociedad local o nacional, es responsabilidad de cada ciudadano así como del Estado. Para ello una primera tarea es CONOCER cuál es nuestro patrimonio que nos permitan desarrollar estrategias de USO, CONSERVACIÓN y PUESTA EN VALOR.
En el país el instrumento legal para la protección del patrimonio cultural es la Ley 17.288 vigente desde 1970. El Consejo de Monumentos es el organismo técnico, dependiente del Ministerio de Educación, responsable de la aplicación de esta legislación.
Ella se refiere al patrimonio monumental del país y las medidas para su protección. Además, se encuentra disponible un Reglamento sobre prospecciones arqueológicas, antropológicas y paleontológicas, así como la documentación requerida para la declaratoria de monumentos históricos y las intervenciones en los mismos.
Una de las principales debilidades de la actual normativa, reconocida por todos quienes trabajan vinculados al tema patrimonial, es la que se refiere básicamente al patrimonio material, dejando de lado el extenso campo del patrimonio inmaterial que en algunos casos es tanto o más relevante que el monumental.
En la actualidad se trabaja en la modificación de la Ley 17.288 con el propósito de actualizarla, mejorar normas, establecer incentivos y fortalecer la descentralización y por consiguiente, la efectiva conservación y gestión de nuestro patrimonio cultural.
¿Cómo cuido de mi patrimonio local si ni siquiera lo conozco?
Ahí tienes razón. En muchas ocasiones no conocemos nuestro propio patrimonio cultural. Ese sería el primer paso. Que te lo enseñen. Una vez que lo conoces, se debe crear un vínculo entre el bien cultural y las personas de su entorno. Que se identifiquen con él y lo aprecien como que es suyo. Así, una vez que lo aprecio como mío, ¡Que no me lo toquen!
Nuestro patrimonio es nuestra historia y nuestra cultura. Por eso, se debe educar en Patrimonio; democratizarlo acercándolo a la gente, mayores y pequeñ@s, para fortalecer la identidad y el aprecio entre los bienes de patrimonio histórico y la sociedad.