Respuestas
Respuesta:
¿Qué es una herida?
Una herida es una lesión consecuencia de una agresión o un traumatismo en la que se produce una alteración en la integridad de la piel y en las partes blandas de la misma. Los agentes que producen las heridas pueden ser de distinto origen:
Agentes físicos, como cortes, quemaduras o golpes.
Agentes biológicos, como bacterias, virus y hongos.
Agentes químicos, como ácidos.
Clasificación de las heridas
Las heridas se pueden clasificar desde diferentes puntos de vista o aspectos. A continuación veremos algunos de los más comunes, si bien se pueden encontrar otras categorizaciones:
Según el objeto o el mecanismo causante, la herida puede ser:
Cortante o incisa: Es ocasionada por un objeto cortante, como un cuchillo o un vidrio. Los bordes de la herida están limpios y definidos. En este tipo de heridas, el sangrado suele ser abundante.
Punzante: Es producida por un objeto punzante, como un clavo. La gravedad de la herida depende de la profundidad y de si daña nervios o vasos sanguíneos.
Contusa: Es ocasionada por el impacto de un objeto como una piedra o un martillo. En estas heridas, los bordes son irregulares y suelen presentar un hematoma.
Por desgarro: Es producida por objetos con dientes en su parte cortante, como una motosierra. Los bordes son irregulares.
Por raspadura: Producidas por objetos con dientes o palas, como una trituradora de comida, o por el asfalto, cuando la piel se arrastra por él en un accidente de tráfico y la carne queda al descubierto.
Según la profundidad, la herida puede ser:
Superficial: Cuando solo atraviesa la piel.
Profunda: Cuando la herida atraviesa el tejido subcutáneo.
Penetrante: Cuando penetra una cavidad, como puede ser la boca, el abdomen, la vagina, etc.
Perforante: Cuando atraviesa el cuerpo.
Según la cicatrización, la herida puede ser:
Aguda: Es aquella que el organismo es capaz de cerrar o sanar en el tiempo esperado. La cicatrización se producirá sin infección y en un periodo que suele oscilar entre siete y catorce días.
Crónica: Es aquella que el organismo no puede cerrar o sanar en el tiempo esperado, ya que la herida suele ser más profunda y la zona suele estar inflamada. El proceso de reparación y cicatrización es desordenado se alarga en el tiempo.
Según su riesgo de infección, la herida puede ser:
Limpia: Es la realizada en un entorno aséptico, por ejemplo en un quirófano.
Contaminada: Ha estado expuesta a bacterias un corto periodo de tiempo.
Sucia o infectada: Ha estado expuesta a bacterias un periodo largo de tiempo
Según la integridad de la piel, la herida puede ser:
Abierta: Se observa la separación de los tejidos blandos de la piel. Estas lesiones tienden a infectarse con facilidad.
Cerrada: No se observa lesión aparente, pero hay hemorragia debajo de la piel, en cavidades o vísceras. Así, los tejidos dañados no están expuestos al exterior.
Según la gravedad de la herida: Es probablemente una de las categorizaciones más representativa. Una herida puede ser leve o grave. La gravedad se medirá en función de otros factores: si la herida es superficial o profunda, si está contaminada o no, si está abierta o cerrada, si el objeto o mecanismo que lo ha causado puede quedar en el interior del cuerpo, etc.
Explicación:
Cómo curar una herida
Dada la heterogeneidad de las heridas, también existe un abanico amplio de curas y cuidados a llevar a cabo. Por norma general y como primeros cuidados, las heridas deben limpiarse con agua y jabón neutro (de dentro de la herida hacia fuera) y secarlas cuidadosamente. También es aconsejable aplicar algún antiséptico para prevenir infecciones y cubrirla con un apósito o vendaje.
El personal sanitario será el encargado de valorar y analizar la gravedad de la lesión y aplicar las curas más idóneas según las particularidades de la misma y del paciente.