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Lázaro, es un personaje que nació a orillas del río Tormes criado en un mundo marginal de delincuencia; su padre roba y muere por sus delitos y su madre, viuda, se une a un hombre negro que también roba para mantener al hijo que tiene con ella, y que al igual que su padre, muere. A los ocho años, su madre le encomienda como criado a un ciego con el que sale de Salamanca, y es a partir de entonces cuando se ve obligado a valerse por sí mismo.
Este ciego mendigo era muy avaro, y como le tenía sin comer, él recurre a toda suerte de trampas para comer y beber algo más de lo que le permitía; llegó a tapar con cera un agujero de la bota de vino, para que cuando al calor de a lumbre se derritiera, pudiera beber el líquido que por ahí caía. Pero cuando el ciego se daba cuenta, lo castigaba brutalmente. Hasta que una noche que llovía, harto de su avaricia, Lázaro engañó a su amo y le hizo saltar pensando que era un río y éste se dio contra un pilar.
Tras abandonar al ciego, Lázaro tropieza en Maqueda con un clérigo que le ofrece trabajo para ayudarle a dar misa; pero éste también le trataba muy mal. Así que un día, empezó a esconderse en la boca la llave de la vitrina donde guardaba el pan, y se lo comía culpando a los ratones. Pero el día que su amo se dio cuenta, lo echó de su casa.
Su suerte no le cambiaba con los siguientes amos; el tercero, fue un escudero arruinado que le engañaba fingiendo tener poder y posesiones, con el que pasó todavía más hambre. Hasta que un día el propio escudero le abandonó; al ver que tenía acumuladas demasiadas deudas, buscó una excusa para conseguir dinero y dejó a Lázaro.
Las vecinas del escudero, le recomendaron a un fraile de la Merced, al cual llamaban pariente; pero al ver que éste era muy estricto y goloso, y aunque no pasaba hambre con él, Lázaro le dejó y siguió probando suerte, esta vez con un buldero.
El buldero, era un vendedor de burlas que resultó ser un estafador, por lo que Lázaro sólo estuvo con él cuatro meses.
Siguió mendigando por Toledo hasta que se puso a trabajar como aguacil de un capellán, y de este modo empezó a acerarse a la buena vida. Al cabo de cuatro años, había ahorrado lo suficiente para mantenerse y vestir decentemente, por lo que Lázaro abandonó el trabajo de criado, pasando a ser pregonero de Toledo.
Cuando obtuvo este cargo, el arcipreste de San Salvador le propuso matrimonio con una de sus criadas, lo que Lázaro acepta gustosamente. Pero cuando parece haber encontrado su estabilidad tanto económica como en el amor, surgen las malas habladurías que condenan a su mujer como amante del arcipreste y a él mismo por consentirlo.
Finalmente, todo se aclara cuando Lázaro conversa con el arcipreste y con su esposa, desmintiendo los rumores y considerándose exitoso ( tanto en el dinero ,como en el amor)
Este ciego mendigo era muy avaro, y como le tenía sin comer, él recurre a toda suerte de trampas para comer y beber algo más de lo que le permitía; llegó a tapar con cera un agujero de la bota de vino, para que cuando al calor de a lumbre se derritiera, pudiera beber el líquido que por ahí caía. Pero cuando el ciego se daba cuenta, lo castigaba brutalmente. Hasta que una noche que llovía, harto de su avaricia, Lázaro engañó a su amo y le hizo saltar pensando que era un río y éste se dio contra un pilar.
Tras abandonar al ciego, Lázaro tropieza en Maqueda con un clérigo que le ofrece trabajo para ayudarle a dar misa; pero éste también le trataba muy mal. Así que un día, empezó a esconderse en la boca la llave de la vitrina donde guardaba el pan, y se lo comía culpando a los ratones. Pero el día que su amo se dio cuenta, lo echó de su casa.
Su suerte no le cambiaba con los siguientes amos; el tercero, fue un escudero arruinado que le engañaba fingiendo tener poder y posesiones, con el que pasó todavía más hambre. Hasta que un día el propio escudero le abandonó; al ver que tenía acumuladas demasiadas deudas, buscó una excusa para conseguir dinero y dejó a Lázaro.
Las vecinas del escudero, le recomendaron a un fraile de la Merced, al cual llamaban pariente; pero al ver que éste era muy estricto y goloso, y aunque no pasaba hambre con él, Lázaro le dejó y siguió probando suerte, esta vez con un buldero.
El buldero, era un vendedor de burlas que resultó ser un estafador, por lo que Lázaro sólo estuvo con él cuatro meses.
Siguió mendigando por Toledo hasta que se puso a trabajar como aguacil de un capellán, y de este modo empezó a acerarse a la buena vida. Al cabo de cuatro años, había ahorrado lo suficiente para mantenerse y vestir decentemente, por lo que Lázaro abandonó el trabajo de criado, pasando a ser pregonero de Toledo.
Cuando obtuvo este cargo, el arcipreste de San Salvador le propuso matrimonio con una de sus criadas, lo que Lázaro acepta gustosamente. Pero cuando parece haber encontrado su estabilidad tanto económica como en el amor, surgen las malas habladurías que condenan a su mujer como amante del arcipreste y a él mismo por consentirlo.
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