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Espero y te sirva:)
El presente trabajo ha pretendido, en última instancia, acercar la
psicología al mundo de la danza. En primer lugar, desde la certeza de que la
danza forma parte de la esencia del ser humano, nos parecía importantísimo
conocer mejor los mecanismos psicológicos que subyacen a este
comportamiento. En segundo lugar, queríamos demostrar que practicar danza
supone unos beneficios, también a nivel cognitivo, que repercuten en otras
áreas del individuo. En tercer lugar, profundizar en el proceso de
enseñanza/aprendizaje de la danza, para conocer cómo optimizar tal proceso,
era un objetivo más concreto, en torno al cual ha girado el programa de
intervención diseñado.
Sócrates decía que “el bailarín al danzar, con su ser todo participa de la pura,
inmediata violencia de la felicidad extrema”.
La danza es definida por Martha Graham, como el espacio exterior de la
imaginación.
Dalcroze, pedagogo musical, afirmaba que lo propio de la música es,
ante todo, provocar en el alma de los hombres una necesidad de imaginación y
de realización. Y planteaba ¿por qué renunciar a ese poder?
Cervera Salinas, V. y Rodríguez Muñoz, A. (1999) afirman que el alma es
en la danza la alegría de la liberación. El cuerpo humano en la danza se hace
precisamente “alma”. Es un momento supremo en el que el cuerpo deja de
actuar en pos de la utilidad para hacerlo en su encuentro con lo abierto.
Estas son solo algunas de las afirmaciones que nos conducen hacia el
estudio en conexión, de Danza y Psicología