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2
Todos los vicios, con tal de que estén de moda, pasan por virtudes.” (Moliére)
Cualquier virtud exagerada se convierte en defecto o vicio. Cualquier defecto al aceptarlo y dejarlo ser parte de uno mismo, se convierte en virtud.
La valentía exagerada se convierte en fanfarronería.
La sensibilidad exagerada se convierte en tristeza y dolor permanentes y hasta cursis.
La inteligencia exagerada se convierte en egoísmo y desprecio por las ideas de los demás.
La paciencia exagerada se vuelve pasividad y nos deja desvalidos como simples testigos de la vida.
La precaución excesiva se convierte en miedo y también nos paraliza.
La tristeza no es más que un enojo exagerado que no pudo expresarse y se reprimió en nuestro interior.
La amabilidad exagerada se convierte en humillante servilismo.
Demasiado silencio hace que se rompa la comunicación y prive la indiferencia.
Exagerar la autoestima es convertirla en soberbia.
El orden exagerado se convierte en rigidez.
“Lo que en otros llamamos pecado, en nosotros lo llamamos experiencia”. (Emerson)
Y así ocurre con todas las virtudes, si las exageramos dejan de serlo y se convierten en el reto a vencer: la libertad, la confianza, el respeto, la lealtad, el orgullo y cualquier otra cualidad de esas que son bien vistas, se pierden si crecen demasiado y en lugar de mejorar se vuelven algo distinto, tal vez lo contrario de lo que eran o simplemente una caricatura o parodia de su anterior verdad. Y es que el truco no está en crecer o exagerar una sola virtud, sino en acompañarla de otras. Cuando te centras en una sola característica, es probable que no alcances a percibir o a valorar todo lo demás que hay en tu persona.
La tarea es sabernos dueños de nuestras cualidades y dejar que se manifiesten como cada uno quiere, y no decir que “tiene un carácter muy fuerte y por eso no lo controla”. Esa es la peor excusa para justificar el manejo irresponsable de nuestro propio ser. Tu carácter es tuyo, igual que todas tus virtudes y defectos, ¿a quién le va a hacer caso si no es a ti?
Es como si tuvieras un control de volumen y con él mantuvieras dentro de sus límites a cada una de tus cualidades y defectos. Ese control se llama “aceptación” y también hay que mantenerlo en su justa medida.
Si de verdad crees que no puedes controlar tus emociones ni tu carácter, entonces tienes un problema real que resolver y es necesario que busques ayuda profesional (los psicólogos somos una buena opción).
En la película “Guardianes de Oz” se muestra un ejemplo de esto, aunque con una trama muy simple. En el eneagrama se maneja de una manera mucho más profunda el tema de la dualidad y la libertad de elegir un camino de integración en base a nuestra virtudes o un camino de desintegración en base a nuestros defectos, pero el mensaje es el mismo:
Aceptarnos como somos para vivir en su justa medida cada una de nuestras cualidades o virtudes sin abusar de ellas. Para crear algo mejor y poderlo compartir con más gente.
(Espero te sirva)
Cualquier virtud exagerada se convierte en defecto o vicio. Cualquier defecto al aceptarlo y dejarlo ser parte de uno mismo, se convierte en virtud.
La valentía exagerada se convierte en fanfarronería.
La sensibilidad exagerada se convierte en tristeza y dolor permanentes y hasta cursis.
La inteligencia exagerada se convierte en egoísmo y desprecio por las ideas de los demás.
La paciencia exagerada se vuelve pasividad y nos deja desvalidos como simples testigos de la vida.
La precaución excesiva se convierte en miedo y también nos paraliza.
La tristeza no es más que un enojo exagerado que no pudo expresarse y se reprimió en nuestro interior.
La amabilidad exagerada se convierte en humillante servilismo.
Demasiado silencio hace que se rompa la comunicación y prive la indiferencia.
Exagerar la autoestima es convertirla en soberbia.
El orden exagerado se convierte en rigidez.
“Lo que en otros llamamos pecado, en nosotros lo llamamos experiencia”. (Emerson)
Y así ocurre con todas las virtudes, si las exageramos dejan de serlo y se convierten en el reto a vencer: la libertad, la confianza, el respeto, la lealtad, el orgullo y cualquier otra cualidad de esas que son bien vistas, se pierden si crecen demasiado y en lugar de mejorar se vuelven algo distinto, tal vez lo contrario de lo que eran o simplemente una caricatura o parodia de su anterior verdad. Y es que el truco no está en crecer o exagerar una sola virtud, sino en acompañarla de otras. Cuando te centras en una sola característica, es probable que no alcances a percibir o a valorar todo lo demás que hay en tu persona.
La tarea es sabernos dueños de nuestras cualidades y dejar que se manifiesten como cada uno quiere, y no decir que “tiene un carácter muy fuerte y por eso no lo controla”. Esa es la peor excusa para justificar el manejo irresponsable de nuestro propio ser. Tu carácter es tuyo, igual que todas tus virtudes y defectos, ¿a quién le va a hacer caso si no es a ti?
Es como si tuvieras un control de volumen y con él mantuvieras dentro de sus límites a cada una de tus cualidades y defectos. Ese control se llama “aceptación” y también hay que mantenerlo en su justa medida.
Si de verdad crees que no puedes controlar tus emociones ni tu carácter, entonces tienes un problema real que resolver y es necesario que busques ayuda profesional (los psicólogos somos una buena opción).
En la película “Guardianes de Oz” se muestra un ejemplo de esto, aunque con una trama muy simple. En el eneagrama se maneja de una manera mucho más profunda el tema de la dualidad y la libertad de elegir un camino de integración en base a nuestra virtudes o un camino de desintegración en base a nuestros defectos, pero el mensaje es el mismo:
Aceptarnos como somos para vivir en su justa medida cada una de nuestras cualidades o virtudes sin abusar de ellas. Para crear algo mejor y poderlo compartir con más gente.
(Espero te sirva)
claudiagdgghg:
gracias
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