Con la leyenda de la huila
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Respuesta:
la leyenda:
Una figura de mujer esbelta, cubierta por un velo blanco y llamando a sus hijos con gritos desgarradores. Así describen las distintas versiones a « La llorona», una figura mitológica cuya leyenda nació en México y se desarrolló por todo el continente norteamericano con presencia hispana. «La llorona» llegó a los cines españoles el pasado Viernes Santo, pero más allá de lo que cuenta la película de terror, la historia de esta figura tiene algunos secretos que merecen ser contados.
Desde el corazón de México hasta Florida o Texas, la leyenda de «La llorona» tiene ramificaciones que la adaptan a cada contexto –como suele suceder con las leyendas urbanas. En algunas zonas, se supone que la mujer y su halo blanco se aparecen en zonas con agua, como ríos, lagos y los manglares. En otras, la mujer se aparece en los solitarios cruces de caminos que cortan el desierto. Sea como fuere, el desgarro por sus hijos perdidos siempre está ahí.
No solo en la distancia, también en el tiempo la figura de La llorona se ha ido adaptando en cada época. Hay relatos prehispánicos que la vinculan a dioses aztecas y otros que, a posteriori, se han relacionado con uno de los augurios que predicen la conquista de México.
En la « Historia general de las cosas de Nueva España», el códice escrito por el franciscano Bernardino de Sahagún entre los años 1540 y 1585, está asociada a los famosos presagios que se supone sucedieron antes de la conquista española. Sahagún lo escribe así, según la revista especializada Arqueología Mexicana: «…muchas veces se oía: una mujer lloraba; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos: –¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y a veces decía: –Hijitos míos ¿a dónde os llevaré?»
En ese texto se describe a esta mujer con su ya popular atuendo blanco y deambulando entre lágrimas. El franciscano nombra a La llorona como «Cihuacóatl» (mujer serpiente) o «Tonantzin» (nuestra madre) y apunta: «Decían que de noche voceaba y bramaba en el aire…»
Tras la independencia de México, la leyenda de La Llorona siguió su expansión por el boca a boca y se convirtió en un «cuento» con el que las abuelas advertían a los nietos. También en la cultura popular, "La llorona", convertida en canción durante la Revolución Mexicana entronca con la leyenda de la mujer fantasma. Esta «Llorona», en la versión de la canción, es Cihuacóatl, la protectora de los partos y madre de Mixcóatl, al que abandonó. La tradición relata que al volver a por su hijo se encuentró un cuchillo de sacrificios. Por eso, otro de los «cuentos» que el franciscano recoge es el de la mujer que dejaba una cuna abandonada en plazas de abastos y cuando las mujeres iban a ver qué había dentro solo encontraban uno de estos cuchillos de pedernal para sacrificios.
El cronista Luis González Obregón recoge en su libro Las calles de México (2003), citado por la revista Arqueología Mexicana, cómo a mediados del siglo ya se escuchaban los ecos de los gritos desgarradores. Era una mujer con traje y velo blancos que recorría las calles del centro, donde profería el último lamento. Después continuaba su andar hacia las orillas del lago, en donde desaparecía: «Los más animosos apenas se atrevían a seguirla a larga distancia, aprovechando la claridad de la luna, sin lograr otra cosa que verla desaparecer en llegando al lago, como si se sumergiera entre las aguas, y no pudiéndose averiguar más de ella, e ignorándose quién era, de dónde venía y a dónde iba, se le dio el nombre de “La Llorona”».
mito:
Si te tragas un chicle, tardas siete años en digerirlo. Esta advertencia que todos oímos de niños es falsa: los chicles no se quedan pegados al estómago o a los intestinos, ni tardan más en ser eliminados, a pesar de que, como recuerda Snopes, “llegan al otro lado sin cambios sustanciales”.
Explicación: