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5
a agricultura latinoamericana está sometida a una profunda contradicción:
a) por un lado, tiene la urgente necesidad de modernizarse porque si no lo hace sencillamente no podrá enfrentar la fuertemente subsidiada agricultura de los países desarrollados;
b) por otro lado, los gobiernos de esta Región, además de no subsidiar y no adoptar medidas proteccionistas en favor de sus agricultores, están reduciendo exactamente aquellos recursos y servicios con los cuales tradicionalmente se ha intentado hacer esta imprescindible modernización.
Desgraciadamente, existen evidencias de que nuestros agricultores tendrán que seguir enfrentando esta injusta contradicción, por las siguientes razones:
1 . A pesar de los avances logrados en la Ronda Uruguay del GATT, lo más probable es que los países desarrollados seguirán subsidiando y/o protegiendo a sus agricultores, ya sea a través de barreras arancelarias o no arancelarias (sanitarias, ambientales, etc.), entre otras razones porque les conviene y disponen de recursos para hacerlo, con el agravante de que los países en desarrollo no tienen el suficiente poder político para impedir que lo hagan.
2. La adversa pero indesmentible realidad es que los gobiernos de los países latinoamericanos, aunque quisiesen subsidiar a sus productores, no dispondrían de los recursos en la cantidad que sería necesaria para contrarrestar los subsidios que otorgan los países desarrollados. Aunque quisiesen adoptar medidas proteccionistas (como por ejemplo: prohibir la importación de rubros producidos en el país o elevar sus aranceles de importación) nuestros gobiernos encontrarían serias dificultades para hacerlo por la siguiente razón: dichas medidas beneficiarían a una minoría de habitantes (apenas aquellos agricultores que producen el rubro protegido) pero perjudicarían a la gran y creciente mayoría nacional constituida por los consumidores, quienes tendrían que pagar un precio más alto por el producto protegido. A modo de ejemplo, en Brasil existen 6 millones de personas dedicadas a la producción lechera (1.200.000 familias) pero son 159 millones los brasileños que necesitan tomar leche y muchos de ellos sólo podrán hacerlo en la medida que se logre disminuir su precio. Si hacemos comparaciones similares con otros productos agrícolas en distintos países de América Latina concluiremos que el enfrentamiento de intereses entre los mayoritarios consumidores y los minoritarios agricultores -estemos o no de acuerdo con ello- será cada vez más desfavorable a estos últimos.
a) por un lado, tiene la urgente necesidad de modernizarse porque si no lo hace sencillamente no podrá enfrentar la fuertemente subsidiada agricultura de los países desarrollados;
b) por otro lado, los gobiernos de esta Región, además de no subsidiar y no adoptar medidas proteccionistas en favor de sus agricultores, están reduciendo exactamente aquellos recursos y servicios con los cuales tradicionalmente se ha intentado hacer esta imprescindible modernización.
Desgraciadamente, existen evidencias de que nuestros agricultores tendrán que seguir enfrentando esta injusta contradicción, por las siguientes razones:
1 . A pesar de los avances logrados en la Ronda Uruguay del GATT, lo más probable es que los países desarrollados seguirán subsidiando y/o protegiendo a sus agricultores, ya sea a través de barreras arancelarias o no arancelarias (sanitarias, ambientales, etc.), entre otras razones porque les conviene y disponen de recursos para hacerlo, con el agravante de que los países en desarrollo no tienen el suficiente poder político para impedir que lo hagan.
2. La adversa pero indesmentible realidad es que los gobiernos de los países latinoamericanos, aunque quisiesen subsidiar a sus productores, no dispondrían de los recursos en la cantidad que sería necesaria para contrarrestar los subsidios que otorgan los países desarrollados. Aunque quisiesen adoptar medidas proteccionistas (como por ejemplo: prohibir la importación de rubros producidos en el país o elevar sus aranceles de importación) nuestros gobiernos encontrarían serias dificultades para hacerlo por la siguiente razón: dichas medidas beneficiarían a una minoría de habitantes (apenas aquellos agricultores que producen el rubro protegido) pero perjudicarían a la gran y creciente mayoría nacional constituida por los consumidores, quienes tendrían que pagar un precio más alto por el producto protegido. A modo de ejemplo, en Brasil existen 6 millones de personas dedicadas a la producción lechera (1.200.000 familias) pero son 159 millones los brasileños que necesitan tomar leche y muchos de ellos sólo podrán hacerlo en la medida que se logre disminuir su precio. Si hacemos comparaciones similares con otros productos agrícolas en distintos países de América Latina concluiremos que el enfrentamiento de intereses entre los mayoritarios consumidores y los minoritarios agricultores -estemos o no de acuerdo con ello- será cada vez más desfavorable a estos últimos.
patyta68:
mejor respuesta pliss
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