• Asignatura: Castellano
  • Autor: saraycepedam
  • hace 4 años

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Decía santo Tomás que quien tiene fe no necesita explicación. Aseguraba san Agustín que fe es creer en lo que no se ve. Es sabido que en tiempos de catástrofes suelen exacerbarse la ilusión y el pensamiento mágico, y que casos tan vergonzosos como el de aquel pastor de la Iglesia Cristiana Berea, que convenció del fin del mundo y de la segunda llegada de Jesucristo a sus feligreses allá en Barranquilla y en Sabanalarga, y de paso se quedó con el dinero de muchos, tienen el clima perfecto y el terreno preparado para darse.

Podría tratarse de un caso fascinante, digno de ser documentado en series de plataformas de las de ahora, sobre un impostor que en plena época de incertidumbres consigue convertírsele en profeta a un grupo de incautos. Podría tratarse también de la historia de un respetado profesor universitario abatido por el dolor –acababa de perder una hija y, según sus colegas, había estado yéndose por el despeñadero del fanatismo– que empezó por convencerse a sí mismo de que a las 11:59 p. m. del jueves 28 de enero volvería el Mesías a darle paso a un mundo nuevo en el que ni siquiera sería necesario trabajar: “Los que murieron en santidad con la fe de Cristo resucitarán dentro de pocos días”, aseguró.


No sucedió. No vino de nuevo Jesucristo a esa hora de ese día. El pastor desapareció sin dejar rastro y la gente que perdió su dinero y su tiempo y su empleo no consiguió hacerle el reclamo. Quedó, como moraleja de la fábula, la constatación de que vivimos días de vulnerabilidades, días de fragilidades en los que la salud mental debe ponerse por encima de todo. No es extraño, sino apenas humano, esperar y rogar la llegada de tiempos mejores. Pero ese anhelo puede ser exacerbado, explotado y traicionado en días de profundas transformaciones.


No llegó el día del juicio final ni se vino encima el fin del mundo que el pastor estuvo anunciando en los meses pasados, pero quedó claro que hay que seguir atravesando con calma estos tiempos de duelos y flaquezas.

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Respuesta dada por: cambogota12371
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