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Respuesta:
El presente artículo analiza el impacto que la Primera Guerra Mundial tuvo sobre América Latina en diversas facetas: la dislocación del comercio trasatlántico y sus repercusiones sobre las economías latinoamericanas; la cobertura de la guerra europea por la prensa latinoamericana y la renovación que ésta experimentó al innovar por medio del envío de corresponsales de guerra, sin las mediaciones de las agencias de prensa europeas. El ensayo aborda también las distintas reacciones de los gobiernos latinoamericanos, al declarar su neutralidad o beligerancia.
Respuesta:
El presente artículo analiza el impacto que la Primera Guerra Mundial tuvo sobre América Latina en diversas facetas: la dislocación del comercio trasatlántico y sus repercusiones sobre las economías latinoamericanas; la cobertura de la guerra europea por la prensa latinoamericana y la renovación que ésta experimentó al innovar por medio del envío de corresponsales de guerra, sin las mediaciones de las agencias de prensa europeas. El ensayo aborda también las distintas reacciones de los gobiernos latinoamericanos, al declarar su neutralidad o beligerancia. El trabajo señala la falta relativa de estudios sobre la cuestión y sugiere líneas de investigación relativas al tema, susceptibles de ser emprendidas.
Explicación:
El impacto que provocó la Primera Guerra Mundial sobre América Latina es, todavía, una faceta desatendida de la historiografía latinoamericana. Con las excepciones notables de Bill Albert1 y Olivier Compagnon,2 quienes han contribuido de manera notable a historiar el periodo y analizar las repercusiones de la conflagración europea sobre la región, poco es lo que se ha investigado y escrito sobre el tema. En ese sentido, puede afirmarse que la cuestión permanece todavía como un campo de estudio esencialmente inexplorado.
Otras aportaciones significativas incluirían los trabajos de Ricardo M. Ortiz,3 Ricardo Weinmann,4 Juan Ricardo Couyoumdjian5 y Sidney Garambone,6 estos autores se han enfocado en aspectos puntuales, tales como el impacto económico que tuvo la guerra para ciertos países, las relaciones específicas de algunos de éstos con tal o cual potencia, la guerra vista por la prensa de cada país; o bien, como la obra clásica de Friedrich Katz, sobre las intrigas urdidas por las grandes potencias para involucrar al México revolucionario en llamas en el conflicto, o para evitar que éste lo hiciera.
Las razones de este aparente desinterés son varias y de larga data. En primer lugar, más allá de escaramuzas precisas entre los principales contendientes que tuvieron por escenario al subcontinente, el territorio latinoamericano no pareció en un principio afectado por las acciones bélicas; con excepción hecha de ciudadanos latinoamericanos de origen alemán, francés, británico, ruso o austriaco, de un reducido contingente brasileño y un destacamento aún menor de cubanos, muy pocos latinoamericanos vieron acción en los frentes de batalla.
El territorio latinoamericano fue afectado sólo de modo marginal por las operaciones de guerra, mismas que se limitaron a batallas navales menores en torno a la Bahía de Coronel en Chile y las Islas Malvinas. La Batalla de las Malvinas fue un combate librado el 8 de diciembre de 1914 en el marco de la Primera Guerra Mundial entre la escuadra alemana, victoriosa en la anterior Batalla de Coronel del 1 de noviembre, en la que dos barcos británicos fueron hundidos por la escuadra del conde Maximilian von Spee, mientras los demás se retiraron y guarecieron en las Islas Malvinas, frente a las costas de Chile, y una escuadra británica fondeada en Puerto Argentino, en las islas Malvinas. La escaramuza terminó con victoria británica, resultando destruida la flota alemana y muerto su almirante, Von Spee, campaña de ultramar, que constituyó el único enfrentamiento naval entre las potencias rivales antes de la Batalla de Jutlandia de 1916.8
Todo ello contribuyó a fomentar la percepción de que la región no fue amenazada por el conflicto. El hecho, además, de que la América Latina fuese hasta entonces una periferia remota, cuyos destinos parecían dictados desde las metrópolis culturales, políticas y económicas de la Vieja Europa, parece haber abonado a esta despreocupación. Por último, el supuesto, tantas veces afirmado, de que los propios latinoamericanos hayan visto la guerra europea como algo distante y ajeno, que en poco o nada afectaba su vida, contribuiría a explicar, al menos parcialmente, tal olvido.
No obstante, un análisis más detenido de la cobertura que dio la prensa latinoamericana de la conflagración europea desmentiría tal desinterés y, por el contrario, revelaría hasta qué punto los acontecimientos europeos animaron no sólo un debate interno entre las sociedades latinoamericanas, sino que propiciaron una gran transformación social y cultural de las mismas.