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UNITARIOS:
Es el nombre con que se conoció al partido de tendencia liberal, aliado a Gran Bretaña, que sostenía la necesidad de un gobierno centralizado en las Provincias Unidas del Río de la Plata, llamadas Provincias Unidas en Sud América en la Declaración de la Independencia, después llamada República Argentina, en el siglo XIX.
Es el nombre con que se conoció al partido de tendencia liberal, aliado a Gran Bretaña, que sostenía la necesidad de un gobierno centralizado en las Provincias Unidas del Río de la Plata, llamadas Provincias Unidas en Sud América en la Declaración de la Independencia, después llamada República Argentina, en el siglo XIX.
FEDERALES
En Argentina el original Partido Federal fue un grupo que luchaba para establecer el sistema federal en la República. El federalismo proviene desde tiempos de la revolución de Mayo, y tiene a su líder máximo en la figura de José Gervasio Artigas, fundador de la Liga de los Pueblos Libres, posteriormente Liga Federal. Hasta la segunda mitad del Siglo XIX continuó en lucha con el Partido Unitario para decidir sobre la organización política del país.
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La disolución del Directorio y del Congreso puso fin al gobierno central. Los gobiernos provinciales fueron estableciendo sus propias formas de gobierno en territorios sin límites precisos que en general se trazaron a partir de las ciudades más importantes. A lo largo de todo el periodo las diferencias políticas tuvieron en la mayoría de los casos sus orígenes en diferencias tanto económicas como sociales, regionales, etc., Por lo tanto, los intentos por construir un Estado unificado se dificultaron enormemente
Estos grupos representaban proyectos diferentes y han pasado a ser conocidos como unitarios y federales. Pero si queremos evitar confusiones debemos saber diferenciar y entender de qué se habla cuando se mencionan estos dos términos. Ambos responden a las formas en que concebían la organización política del país. El proyecto unitario (que deberíamos definir con mayor precisión como centralista) se caracterizó por una fuerte subordinación de los poderes provinciales al poder central. Por su parte, los diversos proyectos federales entendían que la organización del Estado nacional debía basarse en la asociación de Estados regionales (provinciales) que delegaran parte de su poder al Estado central. A una primera etapa caracterizada por la autonomía de las provincias, le siguió a mediados de la década de 1820 el breve intento centralizador de Rivadavia que culminó en un fracaso.
El período 1820-1852 se caracteriza y explica por el conflicto derivado del enfrentamiento de distintos proyectos políticos sobre la organización del país. Las tres décadas están atravesadas por esa oposición que se manifestó tanto en la discrepancia en el debate de ideas como en la violencia política y los enfrentamientos militares que derivaron en guerras civiles.
Sin duda, la disputa principal era entre el unitarismo y el federalismo. Pero junto a ésta se presentan otras de gran importancia. Por ejemplo, el enfrentamiento entre Buenos aires y el Interior. Este confllicto no se puede analizar en términos de "diferencias entre unitarios y federales". Si bien la mayoría de los centralistas se encontraba en la antigua capital del virreinato, los había por todos lados. Muchos comerciantes de las ciudades del interior consideraban que sus intereses estarían mejor asegurados por un gobierno central, y Buenos Aires era un espacio en el que las ideas federales también tenían muchos adeptos.
A su vez, dentro de los grupos federales es necesario también señalar las fuertes diferencias existentes. Podemos dividirlos en tres grupos. Los federales del Interior, los federales del Litoral, y los federales de Buenos Aires, estros últimos ordenados a su vez en los primeros años en doctrinarios y autonomistas. Estos grupos sociales y regionales, con mayor o menor grado de antagonismo, tenían diversos intereses económicos que encontraban en el plano de las ideas un lugar donde manifestar y dirimir sus conflictos.
Entre 1828 y 1831 el enfrentamiento entre unitarios y federales se extendió por todo el país y se perfiló un alineamiento regional con líderes que basaban su poder político en criterios diversos unos de otros. Estas diferencias promovían además dinámicas sociales diferentes en cada región.
En esos años, los caudillos más destacados eran Facundo Quiroga ( La Rioja), Estanislao López (Santa Fe ) y Juan Manuel de Rosas ( Buenos Aires). Cada uno de ellos representaba los intereses de su región y expresaban las diferencias internas del federalismo. De a poco logró imponerse el último. Se dio paso entonces a la Confederación y volvió a retrasarse el dictado de una Constitución y la conformación de un Estado nacional.
Rosas fue designado gobernador de Buenos Aires en 1829. Durante sus dos gobiernos que se extendieron hasta 1832 el primero y desde 1835 hasta 1852 el segundo se consolidó la hegemonía de la provincia sobre el resto del país. La Confederación Argentina funcionó a través de pactos y acuerdos entre provincias. Si bien no se formaron instituciones comunes, Buenos Aires obtuvo el manejo de las relaciones exteriores por lo que representaba a la Confederación como un Estado independiente en el plano internaciona
Estos grupos representaban proyectos diferentes y han pasado a ser conocidos como unitarios y federales. Pero si queremos evitar confusiones debemos saber diferenciar y entender de qué se habla cuando se mencionan estos dos términos. Ambos responden a las formas en que concebían la organización política del país. El proyecto unitario (que deberíamos definir con mayor precisión como centralista) se caracterizó por una fuerte subordinación de los poderes provinciales al poder central. Por su parte, los diversos proyectos federales entendían que la organización del Estado nacional debía basarse en la asociación de Estados regionales (provinciales) que delegaran parte de su poder al Estado central. A una primera etapa caracterizada por la autonomía de las provincias, le siguió a mediados de la década de 1820 el breve intento centralizador de Rivadavia que culminó en un fracaso.
El período 1820-1852 se caracteriza y explica por el conflicto derivado del enfrentamiento de distintos proyectos políticos sobre la organización del país. Las tres décadas están atravesadas por esa oposición que se manifestó tanto en la discrepancia en el debate de ideas como en la violencia política y los enfrentamientos militares que derivaron en guerras civiles.
Sin duda, la disputa principal era entre el unitarismo y el federalismo. Pero junto a ésta se presentan otras de gran importancia. Por ejemplo, el enfrentamiento entre Buenos aires y el Interior. Este confllicto no se puede analizar en términos de "diferencias entre unitarios y federales". Si bien la mayoría de los centralistas se encontraba en la antigua capital del virreinato, los había por todos lados. Muchos comerciantes de las ciudades del interior consideraban que sus intereses estarían mejor asegurados por un gobierno central, y Buenos Aires era un espacio en el que las ideas federales también tenían muchos adeptos.
A su vez, dentro de los grupos federales es necesario también señalar las fuertes diferencias existentes. Podemos dividirlos en tres grupos. Los federales del Interior, los federales del Litoral, y los federales de Buenos Aires, estros últimos ordenados a su vez en los primeros años en doctrinarios y autonomistas. Estos grupos sociales y regionales, con mayor o menor grado de antagonismo, tenían diversos intereses económicos que encontraban en el plano de las ideas un lugar donde manifestar y dirimir sus conflictos.
Entre 1828 y 1831 el enfrentamiento entre unitarios y federales se extendió por todo el país y se perfiló un alineamiento regional con líderes que basaban su poder político en criterios diversos unos de otros. Estas diferencias promovían además dinámicas sociales diferentes en cada región.
En esos años, los caudillos más destacados eran Facundo Quiroga ( La Rioja), Estanislao López (Santa Fe ) y Juan Manuel de Rosas ( Buenos Aires). Cada uno de ellos representaba los intereses de su región y expresaban las diferencias internas del federalismo. De a poco logró imponerse el último. Se dio paso entonces a la Confederación y volvió a retrasarse el dictado de una Constitución y la conformación de un Estado nacional.
Rosas fue designado gobernador de Buenos Aires en 1829. Durante sus dos gobiernos que se extendieron hasta 1832 el primero y desde 1835 hasta 1852 el segundo se consolidó la hegemonía de la provincia sobre el resto del país. La Confederación Argentina funcionó a través de pactos y acuerdos entre provincias. Si bien no se formaron instituciones comunes, Buenos Aires obtuvo el manejo de las relaciones exteriores por lo que representaba a la Confederación como un Estado independiente en el plano internaciona
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