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Las grasas son el alimento con mayor energía concentrada, 9 kcal por gramo, ningún alimento supera esta cantidad de energía. Su aportación nutricional es vital para el funcionamiento de nuestro organismo pues, aparte de la energía, nos proporciona los ácidos grasos, llamados esenciales ya que nuestro cuerpo no los fabrica y son imprescindibles para mantener con vida a nuestras células.
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Las grasas no son tan malas como las pintan, ya que cumplen varias funciones importantes para nuestro cuerpo. Aprende a distinguir a las buenas de las malas.
El término grasas se emplea por doquier: que si hay unas buenas, que hay otras malas, que si engordan... El caso es que se habla mucho de ellas, pero las grasas no son tan malas como las pintan, ya que cumplen varias funciones de gran importancia para nuestro cuerpo.
Las grasas protegen nuestros órganos internos, nos ayudan a regular la temperatura, a absorber las vitaminas solubles en grasa A, D, E y K y nos brindan algunas substancias indispensables que no podemos producir en nuestro cuerpo. Además, una de las funciones más importantes que tienen es servir como combustible de reserva; por eso se guardan en nuestro cuerpo y las podemos utilizar en caso de que no comamos.
El término grasas se emplea por doquier: que si hay unas buenas, que hay otras malas, que si engordan... El caso es que se habla mucho de ellas, pero las grasas no son tan malas como las pintan, ya que cumplen varias funciones de gran importancia para nuestro cuerpo.
Las grasas protegen nuestros órganos internos, nos ayudan a regular la temperatura, a absorber las vitaminas solubles en grasa A, D, E y K y nos brindan algunas substancias indispensables que no podemos producir en nuestro cuerpo. Además, una de las funciones más importantes que tienen es servir como combustible de reserva; por eso se guardan en nuestro cuerpo y las podemos utilizar en caso de que no comamos.
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Además nos provee de vitaminas liposolubles como la D, E y K. Una función muy importante es la de procurar que la comida sea apetitosa y su sabor adecuado y, por último, activar el dispositivo de saciedad para detener el acto de comer.