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La duración completa de ese proceso se prolonga hasta pasada la adolescencia. La vinculación se va volviendo más compleja lo largo del desarrollo para favorecer la instauración de procesos autorreferenciales más estructurados, como la identificación y la imitación de modelos.
El Ser Humano es un ser relacional. Establecer vínculos forma parte de la naturaleza humana, según cuál sea la característica de estos vínculos, estaremos en un nivel u otro de la escala evolutiva.
Si somos individualistas vamos a estar preocupados por nosotros mismos, defendiendo nuestros intereses y objetivos, sin importar lo que le pase a los otros, estado que con lleva a la agresividad, soledad, injusticia, sufrimiento. Si tenemos en cuenta al Otro, podremos abrir un espacio de comunicación que no solo nos ofrece la posibilidad de expresarnos, sino también de escuchar otros modos de ver, de sentir, de pensar. Si no smantenemos cerrados podremos ser respetuosos (o no) de las diferencias, pero nos quedaremos con nuestra posición y no aprenderemos nada nuevo. Si hay apertura, se dispararán multiplicidad estímulos que nos mostrarán algo más sobre nosotros mismos y sobre el otro, y nos darán nuevos elementos para seguir creciendo.
La IDENTIDAD solo se manifiesta y desarrolla en relación con otras personas. El Otro es indispensable en la expresión recíproca de los potenciales, el Otro con sus diferencias, nos enriquece y estimula el desarrollo de nuestra Identidad.
Los seres humanos tenemos la capacidad de emocionarnos, de reconstruir el mundo y el conocimiento a través de los lazos afectivos. Somos capaces de sentir, de comprometernos con el entorno, de llorar y reir, todo lo cuales posible porque hay otros. Pero padecemos, según dice Luis Carlos Restrepo, de analfabetismo afectivo, esto es: “sabemos sumar, multiplicar y dividir, pero nada sabemos sobre nuestra vida afectiva, mostramos torpeza en nuestras relaciones con los otros.
Un pasoa delante en la evolución de la afectividad nos lo da la Empatía: la capacidad de percibir y comprender lo que le ocurre a otra persona, ponerse en el lugar del otro, reconocer al otro como semejante, escuchar y adivinar lo que le sucede. Constituye un fenómeno de expansion de conciencia y una forma evolucionada del vínculo. Si avanzamos aún más, la forma más elevada se da en el ENCUENTRO con el otro, ese encuentro que produce una vivencia de éxtasis, de agradecimiento, de sacralidad, donde se une lo sagrado de uno mismo, con lo sagrado del otro. (Rolando Toro. Biodanza)
Alcanzar este estado en el desarrollo de la afectividad, implica animarse a transitar el vertiginoso camino de las relaciones humanas, dispuestas/os a aprender de nuestros semejantes y con ellos, a ponernos en su lugar, a comprender sus necesidades, a respetar y honrar su individualidad, su ser único. Y para ello es necesario integrar el pensamiento, con las emociones y con el cuerpo, promoviendo el encuentro en las diversas formas de dialogo: la Mirada, la Ternura., la caricia, el Abrazo, la palabra, el silencio, el dar y recibir, cuidar y ser cuidado, amar y ser amado.Tenemos mucho que aprender.