¿Qué sucedió con la población de conejos entre 2010 y 2015?
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Muchas especies de carnívoros como el lince ibérico y el zorro dependen del conejo (Oryctolagus cuniculus) para sobrevivir. Investigadores españoles y argentinos han evaluado la respuesta ecológica de algunos carnívoros del Parque Nacional de Doñana, una reserva natural del suroeste de España, ante la reducción repentina de las poblaciones de conejos a finales de los años ochenta por la llegada de la enfermedad hemorrágica vírica (EHV). Los resultados del estudio, que se ha publicado en Basic and Applied Ecology, demuestran que el declive del lagomorfo afectó sobre todo al lince, que fue incapaz de cazar otras presas.
Los investigadores analizaron la alimentación de cinco especies: el zorro (Vulpes vulpes), el meloncillo (Herpestes ichneumon), el lince ibérico (Lynx pardinus), el tejón (Meles meles) y la gineta (Genetta genetta).
«Todos los carnívoros redujeron el consumo de conejo después de la llegada de la EHV», aseguró al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) Pablo Ferreras, investigador en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), centro mixto de la Universidad de Castilla-La Mancha, el CSIC y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Según el estudio, la mayor reducción en el consumo de conejos se observó en el tejón (un descenso del 71,8 al 26,2 %) y el zorro (del 20,2 al 9,8 %).
El zorro fue el carnívoro que más cambió su dieta por la disminución de conejos, y sustituyó sobre todo su consumo por ungulados (en forma de carroña), aves y pequeños mamíferos.
«El zorro mostró una respuesta numérica ante el descenso de los conejos, y se redujo su abundancia durante los cinco años posteriores a la llegada de la EHV», recalcó Ferreras. Sin embargo, el meloncillo y la gineta no redujeron tanto su consumo y sus poblaciones no disminuyeron.
El lince ibérico fue incapaz de cambiar de presa, según los autores. A pesar de que la densidad de conejos fue la más baja registrada en esta zona hasta esa fecha, el lince ibérico «apenas redujo el consumo de conejos, que siguieron siendo la base de su alimentación en un 75 %», concretó Ferreras, quien añadió que el lince se confirma como «un especialista obligado de conejos».
Según los autores, el sistema social del lince se vio alterado tras la aparición de la enfermedad del conejo: se relajó la territorialidad, aumentó el tamaño de las áreas de campeo de las hembras y los subadultos permanecieron en sus áreas natales.
La crítica situación del lince ibérico, considerado uno de los felinos en mayor peligro de extinción del mundo, «se agrava si cabe por su incapacidad para cazar otras presas que no sean conejos». Los investigadores también señalan que el sistema social del lince se perturbó durante el primer año, en el que se redujo la población de estos animales, pues no hubo dispersión de juveniles y aumentó la densidad local.
La mayoría de las poblaciones de conejos de la Península Ibérica no se ha recuperado de la destrucción que provocó la enfermedad. La depredación podría influir en la falta de recuperación, y los lagomorfos podrían haber entrado en un equilibro de baja densidad, regulado por la depredación. Para los científicos, la escasez de conejos podría amenazar «seriamente» a los depredadores especialistas como el lince.
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no se yo tambien quiero es arespuesta