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Se trata del judaísmo, de la visión que tiene de esa cultura. Según Juaristi, el judaísmo es la única religión atea del mundo, pues su centro es la Tora, la Ley (por supuesto dictada de Yaveh), pero siendo éste un ser indefinible. Yo siempre he sentido más simpatía por el antiguo que por el Nuevo Testamento, por cierto, como fray Luis de León, aquel enorme poeta de nuestra literatura, que tan grandes interpretaciones hizo del AT, como “La perfecta casada” y “De los nombres de Cristo”. Yo tengo para mí que Fray Luis no fue beatificado por ser considerado demasiado judaizante, razón por la que fue perseguido sañudamente por la Inquisición. La poesía de Fray Luis de León es una de las más altas glorias de España, y en el fondo agradezco que la Iglesia le haya mirado con suspicacia, al contrario que a Santa Teresa y San Juan De la Cruz. Aunque sólo sea por ese atisbo de heterodoxia que le sienta tan bien.
El caso es que el judaísmo es una religión de las más abiertas del mundo, porque los judíos tienen el derecho, casi la obligación, de indagar sobre ese ser llamado Yaveh que les dejó la Torá. Sin ningún límite ni cortapisa, cada uno puede tener y decir su visión de Yaveh.
Esto les ha dado como etnia un gran afán de aprender y saber, de indagar, que se ha transmitido de generación en generación. Cuando los judíos dejaron de estar proscritos y perseguidos, demostraron una gran sensibilidad y afán de siembra cultural. El cine americano, por ejemplo, es incuestionablemente judío, hecho por empresarios y artistas judíos. Creo que EEUU no sería igual sin los judíos, que probablemente han vivido allí su mejor momento cultural. Su aportación a la cultura de EEUU en múltiples aspectos es fecunda, gracias a lo cual la cultura del siglo XX está dominada sin duda por ese país, desde la música (sin menospreciar la música negra) a la literatura, pasando por el cine, y otros aspectos de la vida cotidiana en los que han influido significativamente, además de las ciencias, en las que han aportado grandes avances, que les ha valido muchos reconocimientos, premios Nobeles, por ejemplo. Por no mencionar la Economía y las Finanzas.
Por eso he considerado tan admirable el misterio que se esconde detrás de esa religión sin un Dios definido, practicada, como dice Juaristi, por muchos ateos. Sí, “practicada por muchos ateos”, bien dicho. Quizás la única en el mundo, aparte de esas religiones orientales, como la japonesa, o la China de raíz confuciana.
Pero la creatividad del judaísmo es única, y me pregunto cuánto durará, pues el antijudaismo está latente en todo el mundo, confundiendo ese judaísmo con Israel. Israel no puede ser judío en ese sentido porque como Estado está amenazado y tiene que defenderse constantemente contra sus enemigos. Difícil que quede margen para la creatividad, aunque la tiene, ciertamente.
Quizás los judíos sean más fructíferos integrados en otras naciones que les dejen suficiente Libertad para desarrollar su impulso a la indagación y la creatividad. Ahora bien, Israel desarrolla aquí un papel crucial, aunque intangible, de Faro para los judíos del mundo que, integrados en otras culturas, miran con Fe hacia sus raíces.
El término judaísmo se refiere a la religión, tradición y cultura del pueblo judío. Históricamente, es la más antigua de las tres religiones monoteístas, grupo que incluye el cristianismo y el islam, originadas en Medio Oriente y que derivan de la primera, llamadas «religiones del Libro» o «abrahámicas»
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