Respuestas
La rutina era la misma todas las mañanas: el hombre colocaba un enorme y pesado saco sobre el lomo del asno, y minutos después, otro igual de enorme y pesado sobre el lomo del caballo. En cuanto todo estaba preparado los tres abandonaban el establo y se ponían en marcha. Para los animales el trayecto era aburrido y bastante duro, pero como su sustento dependía de cumplir órdenes sin rechistar, ni se les pasaba por la mente quejarse de su suerte.
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Respuesta:En pleno centro de un bosque vivió, hace muchísimo tiempo, una liebre vanidosa, que se jactaba de ser el animal más veloz de la Tierra.
Una mañana, al pasar frente a la vivienda de la tortuga, se puso a contemplarla con aires de suficiencia.
-¡Qué lenta es usted, comadre! Debería avergonzarse de hacer las cosas tan lentamente. En cambio a mí, no hay quien me aventaje. ¡Mire qué ágiles son mis patas!
-No es de sensatos alabarse, comadrita, que hay siempre alguien superior a uno -replicó, sentenciosamente la tortuga.
-Por supuesto, perezosa, que no te referirás a ti…
-Pudiera ser… ¿Y por qué no?
-Hagamos una apuesta -insistió la liebre-.
Corramos y, si ganas, te regalaré muchísimas zanahorias frescas. En cambio, si gano yo, me comeré los huevos de tu nido.
La tortuga aceptó el reto por dignidad, y corrió por el bosque la noticia de tan inusitado desafío.
Cuando el juez dio la señal de partida, la liebre salió como una saeta, quedando los espectadores pasmados de su velocidad. Por su parte, la tortuga echó a andar lentamente.
Antes de llegar a la meta, la liebre, para burlarse, retrocedió hasta la altura de su rival.
-Miren cómo vuela la tortuga: parece un cohete a reacción -dijo, y volvió a desandar lo avanzado, retornando junto a la tortuga; y, para deslumbrar al público, se echó a dormir una siestecita.
A poco, roncaba la liebre cual un motor en marcha… Pasó una hora y otra, y cuando abrió los ojos, vio que allá, a lo lejos, se perdía la tortuga.
La liebre sintiéndose nerviosa, tomó impulso y partió vertiginosamente. Pero cuando iba a dar alcance a su competidora, la tortuga tranquilamente transponía la línea de la meta… ¡Había ganado la carrera!
¿Cuál es la moraleja de la liebre y la tortuga?
Quienes menosprecian al prójimo; saborean la amarga derrota
ANÁLISIS DE LA FÁBULA LA LIEBRE Y LA TORTUGA
La fábula de la Liebre y la Tortuga es una interesante historia breve, que deja a los lectores un importante aprendizaje. A través de ella, el narrador, nos plantea una situación en la cual se enfrentan dos personajes, la liebre y la tortuga. Ambos enfrentan esta situación con diferentes actitudes, y al finalizar la lectura, se puede saber cuál fue la más adecuada.
Algunas de las enseñanzas que nos deja la fábula de la liebre y la tortuga son las siguientes:
La arrogancia, prepotencia y vanidad son cualidades negativas que debemos evitar. Además de hacernos quedar mal, pueden perjudicar a otras personas y hacerlas sentir mal.
Por el contrario, la confianza y la seguridad en sí mismo, al ser demostrada con hechos, y sin presumir, son cualidades positivas y dignas de felicitar.
No debemos subestimar a nuestros rivales, es decir, no debemos pensar que no son capaces de lograr algo, porque todos pueden lograr lo que se propongan.
Con esfuerzo, perseverancia, constancia y astucia, es posible alcanzar cualquier meta. Solo hay que pensar y planificar muy bien cómo lograrlo y trabajar fuerte en ello.