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La parte más primitiva
Conocida entre los científicos como “cerebro de reptil” o “cerebro reptiliano”. Se encarga de los instintos más básicos, los relacionados a la supervivencia como, por ejemplo, la búsqueda de comida, el deseo sexual, las peleas y el mecanismo de huir ante el peligro. Este cerebro ni piensa ni siente emociones, simplemente actúa cuando el cuerpo se lo pide. Se encarga de las funciones fisiológicas involuntarias, entre ellas: el control hormonal y la temperatura, así como el hambre, la sed, la respiración, etc.
Gran parte de nuestro comportamiento emana de este área de nuestro cerebro. Se ha mantenido a través de los siglos, para ser más precisos hace 200 millones de años. El cerebro reptiliano contempla la necesidad de encontrar una pareja, tener un hogar, elegir a nuestros líderes, comer y sobrevivir.
La parte media
Llamada sistema límbico, cerebro medio o cerebro emocional, está debajo de la corteza cerebral y está compuesta por la amígdala cerebral, el hipocampo, el hipotálamo y el tálamo.
Los sentimientos de todos los mamíferos están presentes en esta región, sobre todo los de agresión y temor. En el caso del ser humano, es un centro de afectividad, porque es allí donde se procesan todas y cada una de las emociones y sentimientos que tenemos, desde la depresión a la alegría, pasando por la angustia o el placer.
En este sector hay que destacar a la amígdala, fundamental porque tiene la capacidad, por ejemplo, de reconocer por la expresión en el rostro si alguien está triste o feliz.
También las investigaciones han demostrado que la amígdala altera el comportamiento social y es el “centro de recompensas”, el que más se ve afectado en personas con adicciones. Otros estudios han revelado que cuando la amígdala está en buenas condiciones tenemos la capacidad para aprender y memorizar.
La parte más “nueva” del cerebro
Está ubicada por encima del bulbo raquídeo. El nombre que se le dio a esta zona es neocorteza, neocórtex o cerebro racional. Permite tener conciencia y controla las emociones. Al mismo tiempo, está implicado en las capacidades cognitivas como: memorización, concentración, autoreflexión, resolución de problemas, etc. La evolución ha hecho que solo los humanos y algunos mamíferos sean “inteligentes”, más allá del impulso, el instinto y las emociones.
Gracias a la neocorteza podemos pensar de manera abstracta y en futuro, comprender las relaciones, desarrollar una vida emocional más compleja y saber que existe un “yo” y un “otro”.
La corteza cerebral en las personas ha envuelto a las otras dos, por ello es que no siempre podemos sacar a “relucir” nuestras habilidades más instintivas o sentimentales, ya que el cerebro pensante no lo permite. El hecho de planificar, organizar, prever, imaginar, ser creativo y analizar situaciones es gracias a este sector cerebral, distintivamente humano.
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