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La consideración del universo social e
individual como indefectiblemente mediatizado por los términos que lo nombran, por los conceptos que le prestan
contorno, ha sido una de las consecuencias de esta manera de entender las relaciones del lenguaje con el mundo objetivo. Se comprende entonces el lenguaje como la realidad de los seres humanos y ya no su mera traducción, sobre
todo en la medida en que toda realidad
está investida de sentido, es el espacio
simbólico en que se desenvuelve la acción
de los individuos y de la sociedad.
Más que un dato empírico, para el sujeto,
la realidad es una construcción hecha
con los elementos del lenguaje articulado y por lo tanto, es siempre relativa a
los códigos lingüísticos en que se fragua.
Es por ello que L. Wittgenstein pudo
afirmar en el Tractatus (1922) que "los
Hmites de mi lengua son los límites de mi
mundo".
Sobre estas renovadas bases teóricas se
postula la condición objetiva del mundo
y las prácticas sociales, como dependientes de los conceptos con que dicha objetividad se construye, lo que deroga
aquella epistemología elemental que planteaba cosas "en sf", exteriores a su representación de lenguaje. Esto es muy importante para la indagación de las ciencias sociales, pues acaba con el supuesto
de que los objetos de su reflexión tienen
existencia factual por sf mismos, con independencia de las categorías de la lengua en que se configuran.
No es que se pretenda negar la existencia
material de lo que por parte del Psicoanálisis de Jacques Lacan ha sido denominado el Real, solo que éste resulta
ser un agujero imposible de aprehender,
a menos que el lenguaje lo estructure y lo
haga susceptible de ser pensado e incluso
percibido.
Estudios clásicos de Antropologia y
Lingüística, como los de Sapir y Whorf,
señalaron ya desde los años 20 la profunda determinación ejercida por el código
lingüístico sobre las representaciones del
entorno natural y social de los grupos,
con sus recortes peculiares de espacio y
tiempo. La lengua hablada por cada sociedad establece ordenamientos en el
mundo exterior que no son necesariamente
equivalentes de un grupo a otro. Tampoco el mundo de la experiencia es el
mismo entre sociedades de diferente
lengua y cultura, como se ha podido establecer incluso mediante rigurosas pruebas
de laboratorio.
Pero esto que es válido al comparar sociedades entre sí, lo es también cuando se
consideran los códigos que prevalecen
en subconjuntos sociales diferenciados
que conviven al interior de ciertas fronteras.
Si contrastamos las formulaciones de los
"especialistas del desarrollo" con las elaboraciones discursivas de los llamados
"marginales", "pobres" o "subdesarrolla92
dos", a propósito de la experiencia de
vida y la situación social de estos últimos,
encontraremos que la "realidad" que ambos
construyen no es la misma, puesto que no
son signos compartidos los que las identifican.
Sin embargo, es indiscutible que la argumentación tecnócrata del desarrollo ha
logrado imponer sus propias disposiciones
a discursos alternativos, legítimamente
válidos, que se articulan desde la posición del "otro", a quien el desarrollo ha
semantizado pasivamente como "beneficiario", "población objetivo", "grupo de
impacto" o "pobre", a secas.
Eregido en canon interpretativo, el discurso del desarrollo ha logrado colocarse
en posición hegemónica frente a otros
actos discursivos que intentarían dar
cuenta del mismo objeto, aunque situándose en un punto de vista diferente.
Pero al contrario de lo que podría sostener cualquier versión idílica, esta hegemonía no significa el "triunfo de la
razón" sobre las "representaciones falsas" de la "opinión" no especializada. No
es tampoco la moral instrumentalista de
la eficacia la que lo sustenta. Su estatuto
imperial se talla en la matriz polftica que
sirve de terreno a sus actos de enunciación, en la que concurren dispositivos
institucionales, coactivos y rituales, que
salvaguardan y reproducen dicho estatuto
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¡¡Hola!!
Circunstancias reales como la soledad de las mujeres a causa de la migración de mexicanos a Estados Unidos, ante las carencias económicas que se vive en México y el tema de la pena de muerte, expone el monólogo Mujer on the border, que interpreta la actriz Marta Aura y que hoy se estrena en el Museo Universitario del Chopo.
''Creo que el arte de alguna manera tiene que hablar de la situación que vivimos en el país. La obra surge de la necesidad de hablar de los asuntos importantes. Como actriz tengo la obligación de que la gente reflexione acerca de estas situaciones, pues la mayor parte de nuestros jóvenes se van a Estados Unidos y en ocasiones terminan ejecutados", señaló Marta Aura.
El montaje se basa en El Llanto del Verdugo, de Antonio J. Malpica, quien ganó el Premio Nacional de Dramaturgia de Querétaro con la obra Blanco y negro. La directora María Muro y la actriz adaptaron la puesta.
Aura recordó que cuando conoció a Malpica, le comentó su inquietud por escenificar un monólogo que abordará un asunto del momento. ''El tenía un texto sobre la pena de muerte y me gustó la idea porque estoy en contra de la pena de muerte, además, parte de nuestra obligación como artistas es que la gente reflexione acerca de esta problemática", reiteró.
''La puesta trata directamente el problema de los migrantes y al realizar la adaptación modificamos algunas cosas de acuerdo con nuestra perspectiva y experiencia, lo cual enriqueció mucho la pieza teatral", explicó María Muro.
Mujeres solas en Zacatecas
Mujer on the border es la historia de las personas que ante la falta de oportunidades para trabajar deciden ir hacia el país del norte en busca de mejores ingresos.
En palabras de la intérprete de Aurora, protagonista del montaje, ''el gobierno debería poner atención a todo lo que sucede y que vivimos, pues sabemos que la gente no trabaja en Estados Unidos en las mejores condiciones; laboran como afanadores, guardias y en el campo. No se van porque se quieran ir, se van porque aquí no existen las condiciones".
La actriz se mostró contenta de realizar este montaje y señaló: ''Me interesa hacer pensar a las personas y tocarles el corazón, sus sentimientos. Si logro eso, me sentiré satisfecha de contribuir para que el espectador reflexione sobre problemas como la migración y la pobreza".
Hay una especie de revolución en el teatro, planteó la dramaturga, respecto del pensamiento y de lo que ocurre a las mujeres. En la puesta puntualizamos mucho en el tema de las mujeres que se quedan solas en Zacatecas, a consecuencia de la migración al vecino país. Quisimos mostrar esta problemática al público para que reflexione, no podemos ser familias solas y mujeres solas con hijos.
Muro no descartó la opción de presentar el monólogo en Zacatecas y Michoacán, estados con mucha la migración.
La historia relata el caso de una mujer que se dedica a hacer piñatas en un pueblo del estado de Zacatecas y se entera de que su hijo, acusado de homicidio y después de un juicio de siete años, será ejecutado en Estados Unidos.
Bajo la dirección de María Muro, Mujer on the border se escenifica hoy a las 20 horas en el Museo Universitario del Chopo (Dr. Enrique González Martínez No. 10, colonia Santa María la Ribera). La temporada concluirá el 13 de marzo con funciones: viernes a las 20 horas, sábados y domingos a las 19 horas.
Atte: JhФπΔtΔπ xD