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Respuesta:
Bien caros, se iba casa por casa recogiendo los impuestos de cada ciudadano y quien no pagar era sometido a castigos graves
El sistema hacendístico del Estado altomedieval careció de una adecuada ordenación jurídica. La distinción existente durante la monarquía visigoda entre el erario y el patrimonio personal del monarca desaparece, confundiéndose así los tributos propiamente dichos y las rentas privadas del príncipe. Ello fue consecuencia del predominio de las concepciones señoriales, según las cuales el monarca percibe como un señor más las ayudas económicas y prestaciones de los súbditos, los cuales solían ser también cultivadores de las tierras de realengo. Esta identificación entre el patrimonio público y el del monarca, de la que hay que exceptuar la ayuda extraordinaria en caso de guerra, de claro carácter público, significó que los ingresos fiscales se aplicaran indiscriminadamente a remediar las necesidades del Estado o las privadas del rey, y que unos mismos oficiales recaudaran tributos públicos y rentas del patrimonio personal del príncipe.
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