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La recuperación del empleo y la reducción de la deuda de las Administraciones públicas, familias y empresas son los ejes de la política económica actual en España. Para conseguirlo es preciso dar algunos pasos hacia atrás, como el aumento de la fiscalidad, la congelación de retribuciones excesivas, el adelgazamiento de algunas instituciones, la simplificación de normas, etc. Y otros adelante en el ámbito de la exportación, la innovación, la calidad de la enseñanza y otras. La vivencia de la cotidianidad dificulta la visión de los cambios y la magnitud de los desfases, por lo que conviene comparar la situación española con la de países de nuestro entorno para calibrar las diferencias y sugerir orientaciones.
El semanario The Economist (21 de enero) muestra las tasas de paro en 43 países que aportan datos comparables. La mayor corresponde a Sudáfrica con un 25%, la segunda es España, con un 22,9%. Siguen Grecia, con el 18,2% y Polonia, con un 12,1%. España suele recuperar el empleo con rapidez, pero tiene un suelo muy alto, esto es, en torno al 8%, que es la cifra que solía ser la más baja de los países más desarrollados.
La media de la Unión Europea, según el Instituto de la Economía Mundial, está por debajo de la mitad de España, en el 10,2%. En este entorno, la proyección de emigraciones hecha por el Instituto Nacional de Estadística para el periodo 2011-2015 tiene cifras superiores al medio millón por año, lo que supone que se pierden parte de los inmigrantes recibidos en los últimos años junto con una parte relevante de la juventud del país, que incluye una nutrida dotación de titulados superiores. La causa reside en que la media de jóvenes inactivos de la Unión Europea es el 17,7% frente al 26,3% que hay en España.
Para crecer y contratar empleo hacen falta medios y un entorno adecuado. El crédito en España, según World Economic Forum (septiembre de 2011), es más difícil de obtener que en la media de la Unión Europea (número ranking 22 de 26) y del mundo (número ranking 99 de 114). En cuanto al entorno, medido como carga impuesta a las empresas por los requisitos administrativos, basta con ver la misma fuente que deja a España en el puesto 110 de 140 países.
Una expresión de esta realidad la ofrece el informe Doing Business 2012 del Banco Mundial que dice que para abrir una empresa se necesitan 10 trámites en España, cifra que solo iguala Grecia y nadie supera y se requieren 28 días, cifra que en la Unión Europea solo iguala Austria y supera Polonia. Lo expuesto ayuda a comprender que la inversión empresarial se anticipe como negativa en España, -0,3% en 2012, tras un -5,4% en 2011, mientras que la media estimada para la UE es de 0,8% en 2012, tras 1,9% en 2011. Una parte de estos dos problemas deriva de la absorción del crédito por parte de las Administraciones públicas que incrementan su emisión de deuda pública en un 10%, mientras que la UE-27 lo hace en un 55% y la zona euro, en un 4,5%, según Eurostat.
Las expectativas del sector exterior están en línea con la situación interna. European Economy, de noviembre 2011, daba una previsión de aumento de importaciones del 1,5% en 2012 tras 1,6% de 2011, cuando para la Unión Europea esperaba 2,9% y 4,6% en los mismos años. La misma fuente, para la balanza por cuenta corriente de los mismos años, daba -3% y -3,4% para España y 0% y -0,3% en la UE. En el plano interior, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el consumo privado, tras un año sin variación, bajaría un -0,1%, mientras que en la OCDE aumentaría un 1,5% en media, tras un 1,6% de 2011, lo que induce al pesimismo respecto al aumento del empleo.
Una de las vías de salida del estancamiento es, cuando se puede, la innovación relevante que permite romper los mercados y ganar clientes. En este aspecto, desde el punto de vista de la asignación de recursos, España no está en primer plano, ni siquiera alcanza el porcentaje del 1,9% del PIB que corresponde a la media de la OCDE, ya que, según la OCDE Science 2011 se queda en el 1,34% del PIB.
La Comisión Europea, en su informe Industrial Policy: Reinforcing Competitiveness de 2011, da una media de empresas innovadoras del 43,5% cuando la media es el 51,5% y la mayor