Respuestas
Una premisa antes de comenzar, tenemos que entender que la renta fija no es fija, o mejor dicho, la tasa de rentabilidad que obtengamos por la inversión en un bono solo será la inicialmente calculada si lo mantenemos hasta vencimiento. Dicho de otro modo, el precio del bono está sometido a la volatilidad de los tipos de interés (recordemos que el precio de un bono se mueve inversamente al movimiento de los tipos de interés) y por tanto la rentabilidad efectiva no tendrá por qué coincidir con la fijada en el momento de la compra.
En este punto, hay que distinguir entre:
Bonos con cupón fijo: Este tipo de títulos reparte periódicamente un cupón fijo. Por ejemplo un 5% anual. Normalmente se reparten semestralmente. Por lo que si un bono con 1.000 euros de nominal tiene un cupón fijo del 5% repartirá 25 euros cada seis meses.
Bono cupón cero: Este tipo de título no paga intereses hasta la fecha de vencimiento, es decir, entrega los intereses junto al importe del préstamo al final. En compensación, su precio es inferior a su valor nominal, es decir, se emite con descuento, lo que otorga una mayor rentabilidad al principal.
Bono con cupón flotante: Son títulos que proporcionan sus intereses a un tipo flotante, vinculados a la evolución de un tipo de interés del mercado monetario (euribor, libor…) más un diferencial. Ejemplo: Euribor + 2%.
Gráficamente representamos un bono cupón cero y tres bonos con cupones fijos (20%, 13% y 8%), con vencimiento 100. Es por eso que dependiendo del precio al que un bono se emite y su cupón, puede estar sobre la par (por encima de 100) o bajo par (por debajo de 100).