alguien que se pa cuál es la leyenda de la solapa
me la escriben a la leyenda acá abajo plis es para ahora
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Respuesta:
Cuentan que es una vieja muy fea que en las tardes de mucho calor, cuando el sol abraza y en los pueblos o en el campo nadie sale, se pone al acecho de gurises que osen salir de sus casas. Cuando encuentra uno de ellos a esas horas, lo encanta haciéndolo caminar para alejarlos y lo atrapa envolviéndolo en los quince volados que tiene su vestido blanco y se los lleva. Algunos dicen que vuela y lanza los chicos desde las alturas, otros que se adentra en el monte y deja a los niños abandonados a la merced de animales feroces y alimañas. Es muy alta y fea y los niños que atrapa jamás la olvidan y sufren de por vida con terribles pesadillas que no se pueden curar.
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Para algunos, fue un rito. Para otros, un mero trámite. Quizás para algunos no haya sido ni una ni otra cosa, sino una advertencia terrible que despertaba los temores más profundos.
La sentencia materna “si no vas a dormir la siesta, te va a agarrar la solapa” sonó en muchas casas de las provincias de nuestro país en las tardes de verano; ésas que invitan a los chicos a explorar las calles desiertas de adultos que duermen la siesta sin temores y adueñarse del mundo real para convertirlo en su mundo de fantasía.
Momento mágico del día, la siesta siempre fue un paréntesis muy especial para los chicos.
Mis padres jamás necesitaron tercerizar las amenazas. Siempre tomaron el toro por las astas. O dicho de otra manera: siempre quedó claro que ni siquiera la solapa debía interrumpir su siesta.
Mis cinco hermanos y yo no debíamos alborotar la siesta o éramos pasibles de un castigo más ejemplar que el que una vieja vestida de blanco nos encantara y nos hiciera sufrir tormentos que durarían toda nuestra vida.
Esas siestas, en la infancia, fueron los momentos en los que con más entusiasmo me dejaba encantar por las aventuras de mis amigos héroes. En el sopor del verano, viajaba a islas misteriosas, palacios tenebrosos y lugares remotos de la mano de una banda de personajes que a la solapa le hubieran dado la paliza de su negra vida. Los libros de aventuras se escurrían entre las manos y los viajes a la biblioteca popular, a dos cuadras de casa, eran más frecuentes que en la época de clases.
Hoy las cosas cambiaron: los padres ya no le temen al sol de la siesta. Saben que los niños pueden estar protegidos de los peligros del sol calcinante con cremas especiales (¿serán cremas anti solapa?). Y los niños eligen otros entretenimientos antes que salir a las calles a buscar mundos de fantasías.
Cuando Gustavo De Vera sugirió el nombre de este programa, “La solapa”, lo primero que vino a mi mente fue ese instante de la niñez. Luego, la obviedad de ese sector de los libros que nos aporta información.
Yo no sé si la solapa existe. Si es una vieja vestida de blanco o un señor sin cabeza o con una cabeza chiquita, con un abrigo enorme y unas solapas así de grandes, como lo imaginé siempre. Lo que sí sé es que, si en verdad existe, los libros me protegieron de su hechizo malvado. Pude conocer a otros personajes más poderosos que él. Y tuve la posibilidad de aprender a defenderme de ellos gracias a las artes de mis héroes.
La duda que me queda es si me perdí la oportunidad de conocer en carne y hueso un personaje legendario.
La idea de este programa dentro de otro programa es llevarte a tu casa o tu lugar de trabajo, personas, personajes, historias de vida y de ficción, que te encanten o al menos que te interesen lo suficiente como para buscarlos en los libros.
A la hora de la siesta. O cuando tengas ganas, sin amenazas.
Explicación:
espero te ayude