Respuestas
Respuesta:
1. Quién eras de niño
2. Cuál es tu elemento
3. Cuáles son tus motivos para vivir
4. Rodéate de personas vitalistas
5. ¿Has definido tu ikigai?
6. Usa tu energía en cosas de valor
7. Huye de la ignorancia, la depresión y la apatía
8. Experimenta
9. Entrena tu mente
10. Pregunta cómo te ven los demás
Explicación:
1. Quién eras de niño
Este paso parece trivial pero, en realidad, te está devolviendo a un momento de tu existencia en el que tus razonamientos eran más simples, libres y directos. De pequeños no vemos nada imposible. Si nos preguntan qué quieres ser de mayor, podemos obtener respuestas como astronauta, cirujana, piloto de aviones, científica, etc.
2. Cuál es tu elemento
Es tan sencillo como saber en qué elemento te desenvuelves mejor. Define qué ambiente o actividad hace que te sientas como pez en el agua. Descubrirlo puede resultar muy fácil. Contesta a dos preguntas esenciales:
– ¿Qué se te da bien?
– ¿Qué actividad te hace disfrutar?
Si estas dos preguntas te conducen hacia una misma solución, está claro que ese es tu elemento. No importa cuál sea. Algunas personas disfrutan enfocados en una tarea que implica un nivel muy alto de sociabilidad y otras trabajan de maravilla estando solos.
Da igual el resultado, lo importante es que descubras el entorno en el que sientes realizado. Probablemente esté muy relacionado con tu propósito en la vida.
3. Cuáles son tus motivos para vivir
Podría parecer un asunto escabroso pero, aunque no lo creas, meditar sobre ello te aclarará muchas cosas. Incluso, con este tipo de preguntas, acabarás llegando a conclusiones muy optimistas e ilusionantes.
Viktor Frankl, fundador de la logoterapia, realizaba a sus pacientes una pregunta muy directa: ¿usted por qué no se suicida? Los sujetos se quedaban perplejos. Sin embargo, tras el impacto inicial, enumeraban una lista de deseos que aún no habían hecho realidad: un viaje, ver a sus hijos casados, aprender un idioma, conocer a sus nietos, terminar sus estudios…
4. Rodéate de personas vitalistas
Algunas de las cuestiones que pueden motivarnos en nuestro día a día precisan de la participación de otras personas. Los propósitos resultan más fáciles de conseguir si se tiene el apoyo y la ayuda de otros individuos.
5. ¿Has definido tu ikigai?
El ikigai es un vocablo japonés que hace referencia a la felicidad que se disfruta cuando se está siempre ocupado. Evidentemente, las tareas deben ser gratificantes y que posean un valor para ti.
El sistema parece que funciona, desde tiempos ancestrales, en las comunidades niponas. Es el caso de los habitantes de Okinawa, donde se da uno de los índices más elevados en cuanto a esperanza de vida.
6. Usa tu energía en cosas de valor
Procura no perder el tiempo en cosas insustanciales que debilitan tu energía. No gastes el tiempo en ver la tv por inercia o matar el tiempo en las redes sociales por aburrimiento o pasar las horas con personas que no te interesan y no te aportan nada, por ejemplo.
Esfuérzate en emplear tu energía y tu tiempo en vivir experiencias motivadoras que te ayuden a encontrar tu propósito en la vida.
7. Huye de la ignorancia, la depresión y la apatía
Tú eres lo más importante y para ello debes tomar conciencia de ciertas cosas. No puedes ampararte en la ignorancia. Debes indagar por qué te sientes triste o apático. Lo más lógico es pensar que no te gustan las cosas que te rodean.
Averigua qué está machacando tu bienestar: el trabajo, una relación tóxica, demasiadas responsabilidades… Solo tomando conciencia de ello podrás buscar la manera de dar carpetazo a la depresión y la apatía.
8. Experimenta
Abre tu mente a nuevos retos. No importa que te cueste llevarlos a cabo, pero sal de tu zona de confort. Es la única manera de experimentar nuevas sensaciones, nuevas emociones. Algunas no serán de tu agrado y las desecharás rápidamente. Sin embargo, en este punto podrías descubrir actividades que te hacen feliz y ese es el objetivo.
9. Entrena tu mente
Medita, reflexiona, hablate a ti mismo en positivo. Busca el lado bueno de las cosas, aun de las experiencias negativas. Pregúntate para qué te han servido, qué has aprendido de ellas. Da la vuelta a las situaciones y acostúmbrate a visualizar tu propio éxito.
10. Pregunta cómo te ven los demás
Dentro de este viaje hacia tu autoconocimiento puede dar muy buen resultado contar con la opinión de quienes te conocen. No dudes en preguntarles cómo te ven, qué fortalezas te atribuyen, cuáles son las cosas positivas que les gustan de ti. Con esta táctica podrás obtener información muy valiosa para subir tu autoestima.