• Asignatura: Historia
  • Autor: dylaA87
  • hace 4 años

cuentenme sus historias paranormales​


Anónimo: periquito mato a su hermanito

Respuestas

Respuesta dada por: lafania
3

Respuesta:

Comencé a girar de nuevo bajo las cortinas, sin poder ver nada y empecé a andar. Entonces sentí una mano que me agarraba la parte de atrás de la camiseta, lo suficientemente fuerte para que yo dejase de caminar, de repente sentí otra mano muy diferente a la otra que tiraba hacia atrás de la cortina que tenía puesta sobre la cara, dejando ver que yo estaba justo en el borde de las escaleras, a punto de caer. Cuando me giré, pensando en que había sido mi madre o su tía las que me habían agarrado, vi que estaba yo sols en aquella habitación, que no había nadie, nada. Así que me asusté tanto que bajé las escaleras gritando. Fue entonces cuando la tía de mi madre decidió contarme que hacía unos 80 años, una mujer, a pocos días de su boda, perdió la vida en el segundo piso. Nunca le hacía daño a nadie, pero a veces la veían junto a la ventana mirando hacia fuera, o paseando por la planta de arriba. La verdad que le doy las gracias por ayudarme y no dejar que me rompiese la cabeza por las escaleras, pero recuerdo que siendo una niña me asusté mucho".

Explicación:

lo vi en una pagina no son mías pero hay un fantasma en mi casa don toño pero no nos hace nada así que no es malo, nomas asota mucho las puertas

no esta completa la historia

Respuesta dada por: Radioactive20066
0

Respuesta:

Accidente radiológico de Goiânia

Explicación:

El accidente de Goiânia fue un incidente de contaminación radiactiva en el centro de Brasil que ocasionó la muerte a 5 personas e hirió a otras 249 a causa del envenenamiento por radiación.​ La revista Time identificó este accidente nuclear como uno de los peores de la historia.​ El 13 de septiembre de 1987, una fuente radiactiva médica en desuso fue robada de un hospital abandonado de Goiânia, capital del estado de Goiás. La fuente fue manipulada por varias personas

Accidente

El objeto era un pequeño dedal radiactivo que contenía cerca de 93 gramos de cloruro de cesio, insertado en un cilindro de plomo y acero con una ventana de iridio. La fuente giraba libremente, como en una rueda, y cuando quedaba orientada a la abertura irradiaba a través de la ventana.

La fuente contenía 74 terabecquerelios (TBq) en 1971. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) describe el contenedor —51 milímetros de diámetro y 48 milímetros de largo— como una "cápsula estándar a nivel internacional". La actividad específica del sólido activo era de, aproximadamente, 814 TBq por kg de cesio-137, cuyo período de semidesintegración es de 30 años. La dosis a un metro de la fuente era de 4,56 grays por hora. Mientras se trataba de hallar su número de serie se pensaba que había sido fabricada en el Oak Ridge National Laboratory de Estados Unidos, y que fue usada como fuente de radioterapia en el Hospital de Goiânia.

El OIEA establece que la fuente contenía 50,9 TBq (1.375 Ci) de radiactividad cuando fue robada, y unos 44 TBq (1.200 Ci) en el momento de su rescate. Eso significa que se liberaron 7 TBq al entorno, una cifra que debería haber decaído a 4,2 TBq en 2008.

Secuencia de acontecimientos

El hurto de la fuente

El Instituto Goiano de Radioterapia (IGR), una clínica privada localizada a un kilómetro al noroeste de Praça Cívica, fue abandonado en 1985. Una unidad de teleterapia, con cesio-137 en su interior, fue abandonada en el inmueble. A lo largo de los años siguientes, muchas personas sin hogar, okupas y chatarreros entraron en el edificio. El 13 de septiembre de 1987, dos hombres, — Roberto dos Santos Alves y Wagner Mota Pereira — encontraron el aparato de teleterapia y lo llevaron en carretilla a la casa de dos Santos Alves, a unos 600 metros del hospital abandonado. Allí desmantelaron el equipamiento, extrayendo la cápsula de cesio de su carcasa de protección. La radiación gamma emitida por la ventana de iridio de la cápsula provocó náuseas a los dos hombres tras un par de días, pero pensaron que se debía a algo que habían ingerido. La exposición ocasionó quemaduras por radiación en sus cuerpos, y uno de ellos tuvo que someterse posteriormente a la amputación de un brazo.

Ruptura de la fuente

Los dos hombres intentaron abrir la cápsula, pero no lo consiguieron. Pocos días después, sin embargo, uno de ellos rompió la ventana de iridio, lo que le permitió observar que el cloruro de cesio emitía una profunda luz azul. A pesar de intentar extraerlo, finalmente acabó rindiéndose.

La razón de la emisión de la luz no era conocida en el momento en que el OIEA emitió el reporte. La luz podría deberse a fluorescencia o a radiación de Cherenkov, asociada a la absorción de humedad por parte de la fuente. Una luz similar fue observada en 1988 en el Oak Ridge National Laboratory durante la desencapsulación de una fuente de cesio-137.

Venta y desmantelamiento de la fuente

El 18 de septiembre Roberto dos Santos Alves y Wagner Mota Pereira vendieron las piezas a una chatarrería cercana. Esa noche, Devair Alves Ferreira, propietario de la chatarrería, estaba en el garaje y vio el resplandor azul de la cápsula de cesio. En los días siguientes invitó a amigos y familiares a ver la sustancia luminosa. Ferreira intentó hacer un anillo para su esposa, Gabriela Maria Ferreira, con dicho material.

Muchas personas que visitaron la chatarrería y el hogar de Alves Ferreira entraron en contacto con el polvo, resultando contaminadas y desperdigándolo por la ciudad. Ivo, hermano de Devair Alves Ferreira usó el polvo para pintarse una cruz azul resplandeciente en el abdomen. También contaminó los animales de su granja, muchos de los cuales murieron. Un amigo de Alves Ferreira abrió a martillazos la cobertura de plomo del dedal, y el 25 de septiembre el propio chatarrero vendió los desechos metálicos a otro desguace, cuyo propietario sobrevivió al incidente.

Ivo Alves Ferreira extrajo el polvo de la fuente, a pocos metros de su casa, y lo esparció por el suelo. Su hija Leide das Neves Ferreira, de seis años, estuvo posteriormente comiendo sentada en el suelo, con lo que absorbió parte del material radiactivo (un gigabecquerelio, suponiendo una dosis de 6 Gy). Leide estaba tan fascinada con el resplandor azul del suelo que se lo untó en su cuerpo y se lo mostró a su madre.

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