Respuestas
Este Don te ayuda a poner una barda de piedra, un alcázar, una fortaleza alrededor de tu alma, para protegerla del mundo, del dem..., y de la carne. Y en sentido inverso te da la fuerza de Dios para lograr cosas extraordinarias, pero única y exclusivamente para mayor Gloria de Dios.
En la Biblia existen muchos pasajes que hablan de esta fortaleza o fuerza de Dios. La más obvia es la historia de Sansón o la de David contra el grandote aquel, pero creo que San Pedro explica perfectamente porque la necesitamos;
(lee todo el siguiente párrafo pero concéntrate en lo que esta en negritas)
“3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.” I Petr. 1,3-9
Resumiendo, para sostenernos en las dificultades y ayudarnos en nuestras debilidades, para evitar los peligros, para hacer los esfuerzos a veces sobrehumanos para cumplir la voluntad de Dios y realizar el fin para el cual Nuestro Señor nos puso en este mundo, necesitamos la fuerza del Espíritu Santo en el alma.
El Rey David nos enseña en sus salmos
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.
Sal 17, 1-3
Se pide de la siguiente manera:
Espíritu Santo, despójame
Espíritu Santo, pídeme
Espíritu Santo, quebrántame
Espíritu Santo, vacíame
Espíritu Santo, hiéreme
Espíritu Santo, derríbame
Espíritu Santo, vénceme
Espíritu Santo, libérame
Espíritu Santo, tómame
Espíritu Santo, revísteme