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La higiene personal se define como el conjunto de medidas y normas que deben cumplirse individualmente para lograr y mantener una presencia física aceptable, un óptimo desarrollo físico y un adecuado estado de salud y así poder evitar enfermedades.
Las más importantes son:
Aseo del cuerpo.
Se practica con el propósito de mantener la limpieza del cuerpo y conservar la salud, consiste en el cuidado de la piel, las axilas, el cabello, los órganos genitales externos, las manos, la cara, la cavidad bucal y los dientes, así como la higiene del vestuario.
Baño diario. Es importante ya que elimina los restos de polvo, grasa producida por el mismo cuerpo para mantener hidratada la piel y bacterias. La piel limpia, cumple la función de barrera protectora y termorreguladora mediante la transpiración, eliminado así los agentes patógenos. Tiene grandes beneficios para el organismo, mejora la circulación, fortalece los músculos del cuerpo, alivia la fatiga después del ejercicio físico.
El lavado del cabello: Es otra acción necesaria que estimula la circulación y propicia vitalidad a la raíz del cuero cabelludo.
La higiene de los genitales externos: prestar especial atención por sus características estructurales y funcionales.
La higiene de las manos: estas deben lavarse cuantas veces sea necesario, por ser la parte del cuerpo que más utilizamos, tanto para realizar trabajos en los que puede haber contaminación, como en los más pulcros y delicados. Por tal razón se deben lavar, sobre todo, antes de comer, después de ir al baño. Las manos pueden ser una vía de transmisión de muchas enfermedades, por ejemplo la diarrea o gripe.
La higiene de la nariz: debe efectuarse en el momento del baño. En la nariz no deben introducirse objetos de ningún tipo y mucho menos los dedos.
La higiene de los ojos: Es suficiente el lavado normal de la cara. No se deben frotar con las manos sucias; cuidar la iluminación y la distancia a la que se realiza la lectura y la escritura, son cuestiones a tener en cuenta en su cuidado.
La higiene de los oídos: se limita al pabellón de la oreja (parte externa); no se deben introducir objetos para su limpieza.
La higiene bucodental: comprende el aseo diario. El cepillado contribuye a la conservación de las encías, los dientes y la salud en general. Debe efectuarse después de consumir alimentos y antes de acostarse. La técnica del cepillado consiste en efectuar el movimiento del cepillo siempre de la encía hacia el diente, todas estas medidas evitan las caries dentales, afección altamente frecuente en nuestra población y producida por falta de higiene bucodental.
La higiene del vestuario comprende la ropa y el calzado: la ropa se ensucia y se contamina por su uso, a lo que contribuyen las secreciones de nuestro cuerpo. Mantener la ropa limpia es un hábito que debe fomentarse desde niño, no solo por razones estéticas, sino para el buen desarrollo de la personalidad y la prevención de enfermedades. El calzado debe ser cómodo pues unos zapatos de talla inadecuada pueden deformar los pies.
Adoptar una buena rutina de higiene ayuda a prevenir muchas enfermedades, infecciones y otros problemas de salud. Estos son simples consejos que todos debemos recordar:
La regla más importante para la higiene personal es evitar compartir elementos como cepillos de dientes, rastrillos, toallas para secarse y cosméticos.
Después del baño diario y el lavado de manos, secar su piel con una toalla limpia. Los hongos viven en la piel húmeda, sobre todo en los pliegues de la piel y los dedos de los pies.
Cepillar los dientes 3 veces al día, no olvidar hacerlo antes de dormir, es cuando más placa se forma por las bacterias.
Estos pequeños actos y muchos otros, como la buena alimentación la actividad física y el consumo de probióticos como el Lactobacillus casei Shirota contribuyen a mantener la salud de las personas