• Asignatura: Historia
  • Autor: sofiasuarez48
  • hace 5 años

consecuencias de la suma del poder público.

Respuestas

Respuesta dada por: Cristopher123459
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Respuesta:

La suma del poder público

Dicen que quien no conoce la historia está condenado a repetirla. Latinoamérica tiene

mucho que enseñarnos respecto a acontecimientos políticos históricos que deseáramos

no vuelvan a ocurrir. Uno de ellos sucedió en Argentina durante el siglo XIX:

El 7 de marzo de 1835 (…) Juan Manuel de Rosas aceptaba el cargo como

gobernador y capitán general concedido por la Legislatura de la Provincia de

Buenos Aires, con la suma del poder público, no obstante de que en principio

tenía un límite de cinco años. Esta medida fue ratificada por un plebiscito

popular urbano y comenzaba así su segundo mandato, que duraría 17 años. La

suma del poder público significaba conferirle a Rosas los tres poderes del

Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. (Olaza, s.f).

Rosas, quien ya había sido gobernador, condicionó su segundo período a que la

legislatura deposite en su persona la suma del poder público, esto es, entregarle el

manejo de los tres poderes del Estado, y en consecuencia, suprimir la división de

poderes republicana, una especie de absolutismo político, lo cual le fue concedido,

gobernando de esta forma de 1835 a 1852. Hábilmente, Rosas sometió a plebiscito el

acto legislativo, el cual fue aprobado abrumadoramente por la población, diez mil

personas a favor, ocho en contra.

Alaniz (2010) nos recuerda una parte del discurso de Rosas el día de su posesión:

Ninguno ignora que una fracción numerosa de hombres corrompidos,

haciendo alarde de su impiedad y poniéndose en guerra abierta con la religión,

la honestidad y la buena fe, han introducido por todas partes el desorden y la

inmoralidad, han desvirtuado las leyes, generalizado los crímenes, garantizado

la alevosía y la perfidia. El remedio de estos males no puede sujetar a formas y

su aplicación debe ser pronta y expedita. La Divina Providencia nos ha puesto

en esta terrible situación para probar nuestra virtud y constancia. Persigamos a

muerte al impío, al sacrílego, al ladrón, al homicida y, sobre todo, al pérfido y

traidor que tengan la osadía de burlarse de nuestra buena fe. Que de esta raza

de monstruos no quede uno entre nosotros, que su persecución sea tan tenaz y

vigorosa que sirva de terror y espanto.

Explicación:

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