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LAS MUJERES EN LA CONQUISTA DEL PERÚ
A través de las etapas de la conquista del Perú, las relaciones de los
conquistadores con las mujeres, fueron desde la agresiva violación hasta la
aceptación como pareja. Por esto, se ha llegado a decir que, fue tal, la amoralidad
que los primeros conquistadores llevaron a la conquista del Perú y, que perdieron la
idea del matrimonio ya que las hacían mujeres públicas.
Cieza de León se queja de que los capitanes españoles no tomaban a las
mujeres de linaje por esposas, sino sólo por mancebas.
Francisco Pizarro tomó por concubina a la ñusta Quispe Cusi, hija del que fuera
todopoderoso inca Huayna Capac y hermana del sucesor Atahualpa. La joven que a
la sazón tenía quince años fue bautizada con el nombre de Inés Haullas-Nustas.
Inés le dio al capitán una hija, que nació en Juaja en 1534. Su padre le tuvo gran
amor, por ello la legitimó consiguiendo el real decreto en 1537.
También otros conquistadores españoles tomaron a mujeres de origen incaico
como concubinas o esposas, como: Gonzalo de Pizarro, quien tomó a la coya
Manco, lo cual provocó un gran escándalo y protesta del general Tiso y del sumo
sacerdote Villac Umu; la hermana del inca Atahualpa, Francisca Coya se casó con
el conquistador Diego de Sandoval; entre otras.
Entre las mujeres españolas que estuvieron en la conquista del Perú se
encuentran las tres madrinas de la hija de Francisco Pizarro: Francisca de Ruy
Barza, Beatriz García Salcedo e Isabel Rodríguez, a esta última se la llamaba: la
conquistadora, además esta se jactaba de ser la primera mujer que había llegado a
Perú.
Una dama noble de la ciudad de Lima fue Inés Bravo Lagunas, nacida en Santo
Domingo, era hija de Sancho Bravo Lagunas y de doña Francisca de Peralta, esta
se casó con el salmantino Nicolás de Ribera y de ella se ha dicho que fue quién
llevó a Perú la primera semilla de trigo.
Otra mujer singular fue doña Luisa de Medina esta se casó con don Martín, noble
inca, esto no fue muy frecuente entre las españolas.
Inés Suárez, la amante de Pedro de Valdivia, cuando la ciudad de Santiago fue
asaltada por los araucanos se esmero en alentar a los combatientes españoles y en
atender a los heridos.